«La verdadera ONU está en la ELAM»

Los estudiantes de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) ven en este centro, más que una institución docente, un lugar donde se cultivan el respeto y el amor a la humanidad. Esa, su ELAM, la que ha formado casi 30 000 jóvenes de más de cien países, acaba de concluir el proceso de evaluación externa para reacreditar la carrera de Medicina

Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), en La Habana. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Para Quantamie Wilson, de Santa Lucía, la palabra Cuba hace ya tiempo no le es ajena. «Durante muchos años Cuba ha dado becas a estudiantes del Caribe y es como un sueño para muchos niños crecer y querer ser médicos de la Isla. Muchos doctores en Santa Lucía estudiaron acá. Sin ir muy lejos mi primo, y luego mi hermana, que se hizo enfermera», narra la joven, que cursa su segundo año en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) y ve como una gran oportunidad graduarse en la Mayor de las Antillas.

A Quantamie Wilson, una estudiante de Santa Lucía, Cuba no le es ajena Foto: Lisandra Fariñas Acosta /Granma

Cuando se le pregunta a Bwambale Hagai, de Uganda, cómo es estar en la ELAM, responde casi en perfecto español: «No hay más que agradecer al Gobierno cubano por permitirnos estudiar la carrera de nuestros sueños. No estamos acá por equivocación, sino para lograr esa meta tan importante acá en Cuba».

Hagai, también de segundo año y vicepresidente del Comité Ejecutivo Estudiantil de esta escuela de Medicina, habla con afecto especial de los «profes» que los acompañan cada día. «No son solo médicos que saben de Medicina. Aquí he aprendido mucho, gracias a mis maestros. La mayoría de los médicos que se gradúan en Cuba son médicos integrales, porque nos forman para ello», apunta el futuro galeno.

Bwambale Hagai, joven de Uganda, agradece la posibiliad de estudiar en Cuba la carrera de sus sueños Foto: Lisandra Fariñas Acosta

La ELAM, dice, nos da también la posibilidad de desarrollar otros talentos. «No solo estamos en las aulas estudiando Medicina, sino que descubrimos las habilidades que cada estudiante tiene y aprovechamos la multiculturalidad que hay en esta escuela, donde han estado representados más de cien países. También para aprender de cómo viven y se comportan los cubanos. Creo que al final de la carrera somos cubanos, pero nacidos en otras tierras», explica la joven.

Quantamie Wilson aún se sorprende de ver tantas «culturas diferentes, personas distintas, coexistiendo en el mismo espacio. Hacer amigos de todo el mundo es una experiencia única, y puedo decir con orgullo que estudio junto a jóvenes de todo el planeta».

LA SALUD QUE NOS UNE

Hay un sentimiento que comparten los estudiantes de la ELAM, una institución fundada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y que el próximo 15 de noviembre arriba a sus dos décadas de existencia. Muchos ven en este centro, más que una institución docente, un lugar donde el respeto y el amor a la humanidad se cultiva.

Desde el Comité Ejecutivo Estudiantil, Quantamie y Bwambale dicen tener la oportunidad de contar con un espacio en las decisiones que se adoptan en la escuela sobre los estudiantes, para que incluyan todos los intereses de los alumnos, la planificación de los asuntos académicos, las diferentes tareas, los horarios…

«Tenemos el privilegio de llegar a cualquier departamento de la escuela y que nos atiendan con un abrazo de padre o madre, porque esta es nuestra casa», afirma el joven ugandés, quien pone uno tras otro los disímiles proyectos que se impulsan desde las 15 secretarías del Ejecutivo, y que buscan «transformar nuestras vidas como médicos, pero médicos integrales».

Estudiantes de Segundo año de la carrera en la ELAM reciben una conferencia. Foto: Lisandra Fariñas Acosta

«No podemos olvidar el vínculo que tienen la medicina comunitaria y la medicina moderna. Aquí lo que hacemos es estudiar medicina general integral y aprendemos cómo llevar los servicios a los que no tienen oportunidad de recibirlos, por tener bajos niveles de vida, es decir, ser pobres. Cuando nos graduemos como médicos, ya sabemos dónde debemos trabajar», continúa diciendo Bwambale.

A Quantamie la oportunidad de estar trabajando directamente con los pacientes desde estos años iniciales, aprendiendo en el terreno, le parece única. «Ahora podemos ir a cualquier parte del mundo y no necesitamos de equipamientos muy sofisticados para hacer nuestra tarea, porque acá nos enseñan cómo hacerlo con y sin estas cosas», cuenta satisfecha.

Minutos antes de conversar, Quantamie nos acompañaba hasta el anfiteatro, donde la profe «Lili» imparte una conferencia. A vuelo de pájaro escucho hablar de arterias y presión arterial, de daño vascular… en una clase llena de caras distintas y atentas. Ahora, al preguntarle por la docencia, la joven mira a lo lejos y señala: «La docencia es magnífica; miro a la profe Lili y quiero ser como ella. Nuestros maestros nos inspiran a ser profesores de otros médicos, es una experiencia que nos hace más humanos y construye nuestro carácter», expresa.

Comisión de evaluación junto a estudiantes y profesores de la ELAM Foto: Lisandra Fariñas Acosta

MEDICINA DE EXCELENCIA

Alrededor de 1 100 estudiantes de 90 países reciben clases en este curso en la ELAM. Justo este mes de septiembre, la que Ban Ki-moon, el exsecretario general de la Organización de Naciones Unidas, calificara como la escuela médica «más avanzada del mundo», concluyó el proceso de evaluación externa para reacreditar la carrera de Medicina —luego de haber sido acreditada en el año 2014—, un paso clave en el empeño para alcanzar la excelencia.

Durante el 23 y 27 de este mes, la comisión encargada analizó el cumplimiento de los indicadores de calidad intencionados por cinco años en pos del perfeccionamiento de los procesos sustantivos.

Entre estos, menciona a Granma Orietta Martínez Chacón, presidenta del comité técnico de evaluación y acreditación de carreras de la Junta de Acreditación Nacional, del Ministerio de Educación Superior (MES), se encuentran la pertinencia e impacto social de la carrera, el claustro docente y su preparación científica, pedagógica y político-ideológica, los estudiantes y el dominio que estos tienen de los modos de actuación; así como si son protagonistas de los procesos de formación y cómo se implican en los problemas de salud de sus países y de Cuba, la infraestructura y aseguramiento material para el proceso docente con la calidad requerida, y el currículum.

Para la especialista, este proceso de certificación busca reconocer la calidad de los procesos de la educación superior cubana, su mejora continua, el desarrollo que ha alcanzado, y rendirle cuentas a la sociedad de cómo marchan esos procesos, cuáles son sus fortalezas y debilidades, lo cual posibilita que las universidades se tracen planes de acciones para el perfeccionamiento continuo de la Educación Superior.

Una exhautiva labor realiza la Comisión de evaluación y acreditación de carreras de la Junta de Acreditación Nacional, del Ministerio de Educación Superior Foto: Lisandra Fariñas Acosta

«Ello tiene un impacto significativo en una carrera como la de Medicina, porque estamos evaluando justamente cómo ha sido esa mejora, pero también la repercusión que en la comunidad tiene para la promoción de salud y la prevención de enfermedades», apunta Martínez Chacón.

Los estudiantes, precisa la entrevistada, han dicho con sus propias palabras el valor que para ellos tienen la escuela y la carrera. «Para ellos la ELAM representa la verdadera ONU, porque ellos coexisten aquí, a pesar de tener distintas nacionalidades, y cooperan entre todos en armonía», afirma.

Indica que la formación del médico es fundamental y el hecho de certificar la calidad de la formación es esencial, porque ello se revierte en los procesos asistenciales. En ese sentido, Martínez Chacón enfatiza en el papel de la educación en el trabajo, que es la forma de estudio, lo cual hace que los estudiantes puedan incorporarse a los tres niveles de atención sanitaria desde la etapa formativa.

«A veces llegan a los hospitales y sienten temores pensando que los van a rechazar y los mismos pacientes les dicen: ¿ustedes no están estudiando, preparándose para sus países? Pues arriba, pueden atendernos sin problema», manifiesta la presidenta del comité técnico de evaluación y acreditación de carreras de la Junta de Acreditación Nacional del MES.

Para la doctora Reina Iris Lores Estrada, coordinadora de la carrera en la ELAM, el mundo hoy necesita de una universidad de excelencia. «Si nosotros estamos formando ese médico, con una visión integral, que va a brindarle soluciones a los países en el área de la salud, pero un médico que se va a enfrentar a un mundo globalizado, debe estar muy bien preparado».

Por eso para nosotros la acreditación es muy importante, porque estamos perfeccionando nuestros procesos, trazando las estrategias para lograr buenos resultados en cuanto a producción intelectual, en cuanto a formación de futuros especialistas, incluso a la formación de líderes, que pueden asumir el reto de cambiar las políticas de salud de sus países, puntualiza la profesora.

«Tenemos un claustro de excelencia, donde la mayoría de los docentes ya tienen categoría principal superior, y por supuesto, ese mismo claustro está conduciendo los procesos formativos. La escuela cuenta con un plan doctoral y el número de doctores en ciencias se está incrementando», añade Lores Estrada.

La acreditación, señala, es un proceso oportuno, no solo por recibir la condición, sino por el reconocimiento para los propios estudiantes y para la visión internacional de que en Cuba se están formando buenos médicos. «Esto, por su puesto, contrasta con las campañas que se están enfocando contra los procesos formativos en el país; donde pretenden denigrar al personal médico que se forma en Cuba».

Sin embargo, agrega la coordinadora, «hay que ver el impacto que ha tenido la ELAM, hay que oírlos a ellos hablar, cómo han llevado a cabo diferentes procesos en sus comunidades. Desde los que han dirigido grandes proyectos, ocupando puestos en las carteras de salud de sus países, hasta ese médico simple que se pone su bata y sale a caminar, y atraviesa muchas dificultades para llegar a sus poblaciones».

«Esa es la carrera que estamos llevando aquí. Una en la cual el trabajo metodológico surge como un sistema, en la que la participación de los estudiantes es protagónica en todos los procesos que se desarrollan. Ellos toman decisiones, comparten, planifican con nosotros, organizan, ejecutan y controlan».

La vinculación que tienen a las áreas de salud y a la educación en el trabajo ha sido importantísimas y es algo que ha sobresalido en su formación, porque en sus países no hay ese tipo de vinculación, acota.

Para el doctor Antonio López Gutiérrez, rector de la ELAM, este proceso eleva a un nivel superior el desarrollo de esta escuela de Medicina. «Es el resultado de 20 años de trabajo, y la mejor prueba es que en estos días de evaluación los estudiantes han mostrado el sentimiento, la humildad, el reconocimiento y la gratitud a Cuba».

(Tomado de: Granma)

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