Los puentes “visibles” con Vado del Yeso, una extensión que dejó Melissa

En cuanto las aguas comenzaron a subir y una buena parte de los pobladores de Vado del Yeso percibió la corriente de fango arremeter dentro de sus viviendas, como quien no quiere dejar nada intocado, el doctor Eudecel Espinosa Vilches, director del policlínico Ernesto Guevara de la Serna, de esa localidad granmense, sintió el peso inmenso que estaba a punto de cargar sobre los hombros.
Las inundaciones, imponiendo su mandato de destrucción en las veras del río Cauto, los condenó de inmediato a la incomunicación con el resto de su provincia. Hasta la instalación llegaron de forma voluntaria más de 100 personas a resguardarse.
En minutos, el escenario se complicó y el galeno afrontó una de las faenas más notorias de su vida.Con la mirada que se advierte húmeda, incluso debajo de los espejuelos, asegura que con quien primero tuvo contacto fue con la Dirección General de Salud de Las Tunas.
“Teníamos el imperativo de sacar de urgencia los primeros casos por un brote febril en el que ya veníamos trabajando, pero se había complicado en el último momento -añade Espinosa Vilches.

“La llamada de la directora en la provincia, Yumara Acosta García, fue el primer atisbo de esperanza después de horas muy duras. Me dijo que venía inmediatamente para acá, con un equipo de trabajo. Así fue. Llegó cuando las aguas todavía estaban muy altas.
“Intercambiamos, le notificamos los recursos que estábamos necesitando y desde entonces el apoyo ha sido incondicional. Nos han suministrado medicamentos, cloro, hipoclorito… Esta comunidad no cuenta ahora mismo con agua potable porque se nos inundó la cisterna. Estamos tomando agua de lluvia, nos encontramos alertas por posibles enfermedades diarreicas, hepatitis…
“No solo ha sido la interconsulta de los pacientes, se nos planificaron las revisiones de casos con el Hospital General Docente Doctor Ernesto Guevara de la Serna y también con el pediátrico Mártires de Las Tunas. El abastecimiento de los recursos no ha parado y yo sé lo escasa que es la disponibilidad en toda Cuba, así que están compartiendo lo poco que tienen y eso ha sido como una inyección de agradecimiento para todo el colectivo.
“De igual modo han puesto el Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM) a nuestra disposición; nosotros sacamos a los pacientes complicados y ellos los reciben en la Carretera Central. Eso ha fluido perfectamente y ha sido un respaldo importante. Nos sentimos acompañados. En este mismo minuto está saliendo un carro a buscar cloro”.

Comenta con el ceño fruncido que el laboratorio del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología del Balcón del Oriente Cubano procesa en estos momentos muestras del agua de allí, para saber su calidad. “Nosotros recibimos el bombeo de Las Tunas, de Ojo de Agua, y no se puede poner en funcionamiento porque la conductora tiene muchas averías y estaría llegando a las casas un líquido contaminado”.
Refiere, con la preocupación casi tangible, que tienen un área de Salud en Grito de Yara y hasta allá no han podido llegar porque las inundaciones no lo permiten. Pero ha sabido, gracias a los militares, que se evacuaron a las embarazadas en los helicópteros y existe comunicación, aunque ahora mismo en Vado del Yeso la torre se quedó sin combustible y no funciona ningún servicio telefónico.

“De Las Tunas han llegado donaciones de ropa para las familias que lo perdieron todo. La comunidad de Omaja también ha estado presente con viandas y otros alimentos. Ya le digo, no nos han dejado solos”.
A una semana del paso del huracán Melissa por el oriente del país, el agua no ha cedido del todo en Vado del Yeso. Aunque muchos hogares ya no están inundados, en las comunidades de la periferia, como El 14 y El 12 y Medio, un centenar sigue a merced del aniego. Para llegar al policlínico hay que hacerle frente a una laguna improvisada que contempla unos 20 centímetros de profundidad.
“Esto ha dejado una humedad peligrosa para las infecciones respiratorias, un hedor tanto en la nariz como en el alma. No estamos en un contexto económico como para una recuperación rápida. La situación epidemiológica nos preocupa y nos enfrascamos en que no se nos vaya de las manos.
“Las autoridades sanitarias tuneras son hoy nuestra mayor fortaleza. Hay mucha tristeza. Una buena parte de la gente aquí lo perdió todo, estamos a más de una semana sin electricidad. No tenemos agua. Pero estamos vivos y la solidaridad nos ha tocado la fibra más sensible para dejarnos lecciones de vida. Algún día vamos a poder corresponder a tanta ayuda; yo sé que sí”.

SIN LÍMITES GEOGRÁFICOS
Desde la Dirección de Salud de Las Tunas las intenciones de acompañar no tienen fecha de cierre. Han asumido el reto con la sensibilidad que caracteriza al sector, “No hay límites geográficos para socorrer”.
La doctora Yumara Acosta asegura que han intentado brindar mucho más que un apoyo logístico, teniendo en cuenta que es un área de Salud extensa y que por la situación climatológica necesita apoyos.
“Les hemos colaborado con los insumos imprescindibles porque desde la primera visita comprobamos que estaban funcionando también como un centro de evacuación. Decidimos muestrear las aguas de las dos cisternas que tienen para consumo y la idea es que este apoyo se mantenga hasta que puedan tener comunicación con el resto de su provincia -enfatiza la directiva.
“Visitaremos la comunidad todas las semanas, para ver qué es lo que más adolecen. Nos motivamos y vamos a mantener el intercambio de experiencias. Les estamos atendiendo los servicios de urgencias y nuestro personal está dispuesto a asumir los pacientes más complicados. Esta experiencia va dejando unos frutos gratificantes, para ambos lados, y nuestra máxima es que ahora mismo, toda ayuda es poca”.
Yuset Puig Pupo / Fotos: Rey López( Tomado del Periódico 26)






