Universitarios brindaron ayuda en centros de evacuación de Manzanillo


Seis jóvenes de la Brigada Universitaria 13 de marzo de la Universidad de Ciencias Médicas se convirtieron en verdaderos héroes de la solidaridad en el centro de evacuación // Foto: Cortesía de la Brigada 13 de marzo y la FEU de la UCMG
Seis jóvenes de la Brigada Universitaria 13 de marzo de la Universidad de Ciencias Médicas se convirtieron en verdaderos héroes de la solidaridad en el centro de evacuación // Foto: Cortesía de la Brigada 13 de marzo y la FEU de la UCMG

El rumor del huracán Melissa solía anunciar el encierro familiar, la espera pegada a los cristales y el refugio en el calor del hogar, pero para seis muchachos de la Guerrilla 13 de marzo, el sonido del viento fue la llamada a quedarse.

Son estudiantes de las ciencias médicas en Granma, y mientras la tormenta arreciaba, ellos entregaban su juventud en los centros de evacuación de las facultades de Manzanillo y Bayamo, sin dudarlo, cambiaron la comodidad de sus casas por el suelo firme de la responsabilidad, convirtiendo aulas y pasillos en trincheras de solidaridad.

Allí, donde el miedo podría anidar, ellos llevaron consuelo, una sonrisa serena y las manos dispuestas que, más que curar, acunan el alma. Su amor no es de palabras, sino de hechos: una manta, un vaso de agua, una palabra de aliento en la penumbra de la emergencia.

Bajo la guía firme y maternal de Madeleine González Broche, la rectora, y el impulso incansable del doctor Bárbaro Jasel Guerrero Vázquez, este equipo se convirtió en una pequeña familia de voluntad inquebrantable.

En el bullicio organizado de los albergues, se escuchan los nombres que son pilares como los de las profesoras Mairelis y Madelin, el del doctor Soler, el del profe Felipe y el de Yosvaldi, juntos, se convirtieron en el compás que marcó el ritmo del corazón de esta operación.

Los seis jóvenes, bañados por esa luz de experiencia y apoyo, no son héroes solitarios, sino la semilla más valiente de una institución que late al unísono, en sus miradas, cansadas pero luminosas, se refleja la promesa de una vocación que no conoce de huracanes, solo de entrega.

Ahora, cuando el viento cesó y el agua retrocedió, el eco de su valentía perdura en el silencio agradecido de los evacuados que ya fueron despedidos hacia sus hogares. No recibieron medallas, sino la paz de saber que un rincón de la provincia fue más seguro y más cálido por su presencia.

Ellos, los seis de la Guerrilla 13 de marzo de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), escribieron con sus actos la crónica más romántica: la de un amor que se viste de blanco mucho antes del uniforme profesional, la de un corazón que late con fuerza no para una persona, sino para una comunidad entera.

En la quietud que dejó la tormenta, su gesto quedó grabado como un verso puro y desinteresado, el poema vivo de una juventud que decidió que el amor más grande es el que se entrega en los momentos más oscuros.

Autor: Eliexer Peláez Pacheco

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