Para la Salud Pública cubana, la vida de un niño siempre será lo más importante

«Cerca de 20 profesionales –incluyendo especialistas en neurocirugía, oncología, dermatología, radiología, neurología pediátrica, anatomía patológica, pediatría general, cirugía e incluso neuropediatría– se unieron para la atención de este caso tan sensible que arribó a nuestra institución, consolidando un enfoque multidisciplinario en el cuidado del niño, con el objetivo de lograr un diagnóstico certero y establecer el tratamiento adecuado».

Así inicia la doctora Araíz Consuegra Otero, especialista en Medicina Familiar y Pediatría y directora del hospital pediátrico Juan Manuel Márquez de La Habana, sus declaraciones a la prensa cubana ante recientes campañas en redes sociales con versiones distorsionadas sobre el seguimiento y tratamiento de un infante de apenas 10 años de edad.

Frente a titulares alarmistas y mensajes fragmentados, que manipulan la realidad, directivos de Salud Pública han respondido con argumentos y explicado los procederes aplicados, con lo cual desmontaron las calumnias para empañar la imagen de la medicina revolucionaria en nuestro país.

Aclaró que: «uno de los puntos críticos en este caso estuvo a partir de la pérdida de oportunidades vitales, ya que la madre del paciente se negó a autorizar procedimientos urgentes y necesarios, como la realización de una biopsia que pudiera haber ofrecido un diagnóstico más preciso y, de igual manera, no aceptó cualquier tratamiento en nuestra institución». Esta determinación afectó de manera directa la estrategia terapéutica acorde a las complicaciones presentadas.

La doctora subrayó que al pequeño no le faltaron recursos ni medicamentos; «de hecho, fue el primer paciente en Cuba en recibir un tratamiento específico que adquirió el Minsap, financiándolo todo, en el extranjero y con un costo superior a los mil dólares, y que tiene un gran impacto en este sentido, sumado, además, a que siempre tuvo a su disposición apoyo psicológico y la sensibilidad de los profesionales médicos».

Asimismo, explicó que parte de la “polémica” surgida en redes sociales se debe a la negativa de los directivos del sector, de elaborar una carta en la que se afirmase que “en Cuba no se le podía hacer más nada”, «algo que por supuesto no era verdad y en cambio, como establecen sucesos como estos, le entregamos el resumen completo de la historia clínica, como documento oficial y reflejando así la totalidad del proceso asistencial y la inagotable posibilidad de seguir realizando estudios».

Las declaraciones de la especialista también denunciaron la repercusión negativa que estas campañas han tenido en el ambiente hospitalario y en el plano personal de los trabajadores de la importante instalación sanitaria, que se traducen, sin dudas, en el estrés generado en el colectivo de profesionales.

«El respeto al profesional que está luchando por la vida de su paciente no fue precisamente lo que sucedió –refiere- ni era lo que merecía la dedicación y el compromiso de nuestro colectivo que, trabajando en equipo y con toda la capacidad que da un consenso multidisciplinario, se esfuerzan cada día para brindar el mejor tratamiento posible a los infantes. Se trabaja duro y situaciones como estas nos afectan muchísimo».

En sus declaraciones, la doctora Araíz reafirmó su compromiso con la verdad y la ética médica: «Estamos aquí para defender la verdad, porque considero que todo esto ha sido una cruel mentira y manipulación evidente. Nosotros no tenemos por qué mentir, y si tengo que volver a decir lo que he dicho, lo vuelvo a decir con la misma seguridad», aseveró, a la vez que  ponderó que el objetivo final siempre va a ser la salud de un niño y su vida, como principal esencia de quienes, como ella, sienten un inmenso amor por la pediatría cubana».

Autora: Isabel Díaz González

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