La doble lucha por la vida de Ángel Camacho

Desde que Ángel Camacho empezó a estudiar medicina siempre supo que la neurocirugía le robaría su tiempo futuro en un hospital. Y así ha sido por más de 30 años, con la sensibilidad de ser neurocirujano infantil y haber llegado a ser director del Hospital Pediátrico Universitario Provincial José Luis Miranda.
Dentro de un salón de operaciones ha atendido a miles de niños, a quienes asume como sus hijos, más allá de los cuatro que tiene y el nieto pequeño que ya camina y corre por la sala de su casa. Pero las limitaciones materiales lo obligaron a crear en el 2023 un Craneótomo Eléctrico, instrumental médico que permite realizar alrededor de 200 craneotomías en niños de manera rápida, segura y eficaz.

Más allá del ahorro real del costo económico (cuesta entre 40 mil y 50 mil euros en el mercado internacional), Ángel prefiere contar cuántos niños se han podido salvar y la felicidad de las familias. “Hay muchos que cuando crecen los padres me los llevan y le dicen: este es tu segundo padre”. Y sus ojos comienzan a nublarse de lágrimas.
Tomo fuerza a tan emotivo recuerdo y me atrevo a preguntarle qué pasa si no logra devolver a la vida a un niño tras una cirugía. “Ese día no duermo y solo pienso en el sufrimiento de esa familia”. Se quita los espejuelos y se seca una lágrima en la que seguramente hay duros recuerdos retenidos.
Pero rápidamente toma otro instrumento, concebido también por él en el año 2024. Se trata de un Succionador Mínimamente Invasivo para Elevación de Depresiones Craneales en Neonatos y Lactantes. Lo muestra y explica su uso extra craneal para corregir algunas malformaciones y evitar luego operaciones neurológicas. Otra vez se emociona cuando cuenta que decenas de niños ya han recibido ese impacto.
De momento levanto la vista y quiero conversar con el Ángel más humano, el que cumplió misiones internacionalistas en Angola y Venezuela, el villaclareño arraigado a su terruño por más ofertas que ha recibido para irse a La Habana, pues está considerado entre los tres mejores neurocirujanos infantiles de Cuba. Esto último no lo dijo, lo conocimos por sus compañeros que al oído del periodista contaron un capítulo más de nobleza y amor de este doctor.

Con 59 años, Ángel ya no dirije el hospital porque desde hace unos meses lucha contra una enfermedad traicionera que lo ha llevado a ponerse sueros citostáticos. Se me eriza la piel y no sé si es mejor dejar el diálogo ahí o continuar. Pero la entereza de mi interlocutor es envidiable. “Yo que he luchado tanto por la vida de miles de niños ahora lucho por la mía. Pero la de ellos vale más. Y seguiré así hasta el final”.
Soy ahora quien se enjuga los ojos. Me siento orgulloso de haber conocido a este Ángel. No es Héroe del Trabajo, no tiene ni un recorte de periódico guardado, pero es un héroe de la vida, un cubano a imitar, un doctor infinito, uno de esos seres humanos imprescindibles.
Texto y fotos: Yoel García León( Periódico Trabajadores)