En la ONU denunciaremos hoy nuestro derecho a una vida saludable

El bloqueo está afectando gravemente nuestra salud. Es un hecho que durante seis décadas, la aplicación de esta política del Gobierno de los Estados Unidos ha dejado un rastro de dolor y sufrimiento en nuestro pueblo, y sus efectos se han hecho sentir con crudeza en el sector de la Salud. Los números son impactantes: 3 625 millones 840 mil 594 dólares en daños acumulados, solo en el sector de la salud ¿Cómo podemos ignorar las consecuencias devastadoras?

Cómo no pensar en la angustia de nuestros médicos y pacientes al enfrentar obstáculos para adquirir medicamentos y tecnología médica de procedencia estadounidense o con componentes superiores al 10% de ese país. La falta de equipamiento tecnológico y la imposibilidad de mejorar el estado técnico de nuestros equipos médicos y no médicos son solo el comienzo. Es cierto que grupos de solidaridad con mucho esfuerzo logran movilizar algunos donativos para el sector, lo cual agradecemos infinitamente, pero estamos claros que eso no elimina para nada ni el bloqueo ni su impacto.

Por otra parte, los medicamentos, equipos, dispositivos médicos, reactivos y otros insumos utilizados en la atención médica tienen que obtenerse en mercados geográficamente lejanos y en muchas ocasiones a través de intermediarios, lo cual representa un notable incremento en los precios.

El carácter extraterritorial del bloqueo obstaculiza, además, las transferencias bancarias, la compra de piezas de repuesto, así como el mantenimiento y la reposición del equipamiento para la atención médica y las investigaciones.

Pero hay algo que los números no pueden captar: el dolor humano. Nuestra población ha sufrido la impotencia de no poder acceder a la solución más apropiada para su padecimiento. ¿Cómo podemos medir eso? Es una herida profunda que no puede ser cuantificada, sobre todo si en muchos de los casos hablamos de la vida de niñas y niños; porque nadie se engañe, resulta imposible arremeter contra la economía de una nación y no hacerlo también contra su pueblo.

Si eso no fuera suficiente, mientras luchábamos contra el virus de covid -19, también tuvimos que enfrentar un recrudecimiento inhumano del bloqueo, como si en lugar de una tuviésemos dos pandemias que sortear. Esto ha provocado limitaciones aún mayores de recursos en todas las áreas de nuestro Sistema Nacional de Salud, una doble carga que el pueblo de Cuba no merece.

Hoy en la Asamblea General de las Naciones Unidas se volverá a escuchar la voz de Cuba. Ayer fue una jornada de respaldo a nuestro país y a favor de eliminar de una vez este cerco genocida. Hoy denunciaremos y exigiremos también nuestro derecho a una vida saludable.

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