Disminuir los niveles de incidencia de la Tuberculosis: propósito del Sistema Nacional de Salud cubano
La tuberculosis se define como una enfermedad infecciosa que afecta principalmente a los pulmones y en menor medida a otros órganos como riñones, huesos, meninges y ganglios linfáticos. Esta enfermedad es provocada por un microorganismo Mycobacterium tuberculosis conocido también como bacilo tuberculoso o bacilo de Koch, en honor a su descubridor.
La Región de las Américas fue la primera en el mundo en cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio para el año 2015, relacionados con la detención o disminución en un 50% de la mortalidad y la prevalencia de la Tuberculosis, en comparación con 1990.
La heterogeneidad es una característica sobresaliente del comportamiento de la tuberculosis en esta subregión, en la cual pocos países cumplen el criterio de baja incidencia (<10 casos/100 mil habitantes): Bahamas, Costa Rica, Cuba, Jamaica, Puerto Rico y algunos países y territorios del Caribe.
Cuba, dentro de los países de baja incidencia de tuberculosis (TB) al presentar una tasa inferior a 10 / 100 mil habitantes, trabaja para lograr el cumplimiento de los objetivos de la Estrategia “Fin de la Tuberculosis” de la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como eliminar esta enfermedad como problema de salud. Para ello cuenta con el Programa Nacional de Prevención y Control de la Tuberculosis (PNPC-TB), iniciado en 1962, el que se ha caracterizado por etapas que transitaron desde el tratamiento dispensarial con ingreso sanatorial, la implantación del tratamiento ambulatorio controlado en 1971, hasta la introducción en 1997 de acciones específicas para reducir la fuente de infección en los contactos de casos de TB pulmonar con baciloscopia positiva.
La evolución de la tuberculosis en 1971 mostró una tendencia descendente como expresión del resultado de la lucha contra esta enfermedad, el fortalecimiento del Sistema Nacional de Salud (SNS) y las transformaciones socioeconómicas operadas en el país, lo que nos situó entre los países catalogados de baja incidencia.
Para continuar disminuyendo los niveles de incidencia de esta enfermedad y lograr el cumplimiento de la Estrategia “Fin de la Tuberculosis” de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se hace necesario trabajar incansablemente en:
- Mantener la voluntad política en materia de apoyo social, intersectorial y de las regulaciones legislativas, así como la alianza con organismos de la sociedad civil y la comunidad para los procesos.
- Fortalecer las acciones de vigilancia epidemiológica para el diagnóstico y tratamiento de los pacientes y de las personas de grupos vulnerables, que por orden de prioridad son los siguientes:
- Contactos de casos de tuberculosis.
- Ex-reclusos y reclusos
- Personas viviendo con el VIH u otras inmunodepresiones.
- Niños menores de 5 años y adultos mayores de 60 años.
- Pacientes alcohólicos.
- Pacientes que padecen Diabetes Mellitus.
- Pacientes desnutridos.
- Personas con otras enfermedades crónicas (asma, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, insuficiencia renal u otras).
- Casos sociales y económicamente vulnerables: deambulantes, drogadictos y residentes en asentamientos críticos.
- Personas de unidades de salud con internamiento prolongado (hogares de ancianos y de impedidos físicos o mentales).
- Personas con lesiones radiográficas pulmonares antiguas.
¿Cómo se transmite la tuberculosis?
Una persona con tuberculosis, puede contagiar a otras al estornudar, toser, hablar, cantar o reír. Al hacerlo, elimina bacterias al aire que pueden irrumpir en los pulmones.
El microorganismo causante de la tuberculosis es vulnerable a las radiaciones ultravioletas por tanto, se dificulta la transmisión de la enfermedad en espacios abiertos o en locales iluminados por la luz natural y bien ventilados. De hecho, los porcentajes más elevados de transmisión se encuentran entre los familiares y amigos próximos al enfermo que comparten su dormitorio (instituciones cerradas como cárceles, residencias de ancianos y hospitales para enfermos mentales)
¿Cuáles son sus síntomas?
La tos seca y persistente por más de 15 días es el principal síntoma. Se puede presentar junto a fiebre, presencia de sangre en las expectoraciones, sudoración por la noche, cansancio permanente, pérdida de peso o falta de apetito. Sin embargo, pueden ser leves durante muchos meses. Es por esto que las personas pueden tardar en consultar al servicio de salud y transmiten la bacteria a otras personas.
Las personas con afecciones que debilitan su sistema inmunitario son más propensas a padecer tuberculosis. Dentro de estas afecciones se encuentran:
- Infección por el VIH/SIDA.
- Abuso de sustancias nocivas.
- Silicosis.
- Diabetes mellitus.
- Enfermedad renal grave
- Bajo peso corporal.
- Trasplante de órganos.
- Cáncer de cabeza y cuello.
- Tratamientos especializados para la artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn.