La doctora Zabyly también le pertenece al mundo

Voces del Henry Reeve (II)

Zabyly Hernández Blanco nació en la provincia cubana de Sancti Spíritus y  ahora trabaja  en el Hospital Comandante Manuel Piti Fajardo de la capital, pero ha salvado vidas más allá de sus fronteras y por eso también  le pertenece al mundo.

Cuando terminó con notas sobresalientes sus estudios de medicina optó por un diplomado en terapia intensiva que la puso un día frente a frente a una decisión crucial: integrar el contingente internacional para situaciones de desastres y grandes epidemias Henry Reeve.

Fue así como llegó aquel 19 de septiembre a estar en el palacio de convenciones de La Habana, en una  sala que se rendía ante la voz de Fidel Castro, como si cada frase suya encontrara un silencio reverente y denso, de esos que no pesan, sino que abrazan lo que se dice.

Periodista (P): ¿Qué recuerda de ese día de constitución del contingente?

Dotora Zabyly (Z): “Todos estábamos con nuestras batas blancas y nuestras mochilas cargadas con agua, medicamentos y todo lo indispensable para afrontar las  primeras horas en campaña de una misión. La idea de ver por vez primera al Comandante nos sobrecogía, habíamos dado nuestra disposición de asistir a los afectados por el huracán Katrina en los Estados Unidos. Estábamos conscientes de la alta responsabilidad que habíamos asumido, y mucho más al escuchar a Fidel dándonos la tarea personalmente”.

P: ¿Qué pasó después?

Z: “Como se sabe el presidente de los Estados Unidos se negó a recibir la ayuda cubana, pero ya estábamos organizados, (se nos había impartido incluso un curso de enfrentamiento a desastres) y con la voluntad de ir a cualquier parte. Y por eso en octubre de ese propio 2005 partí  a Pakistán tras el terremoto que azotó a ese país, y a Indonesia por un desastre similar  en 2006”.

P: Por obra y gracia de la dinámica del Contingente, se encontró un día en el grupo de logística que organizaba los hospitales de campaña de las brigadas que partían. Cómo era?

Z: “Era complejo, porque no sólo era garantizar que cada brigada “Henry Reeve” contara con las casas de campaña, sino también con los equipos, los insumos médicos y todo lo necesario. Fidel estaba al tanto, y eso elevaba aún más el rigor de nuestro trabajo. Yo participé en la logística para el montaje y funcionamiento de los hospitales de campaña en Pakistán e Indonesia, y en la de las brigadas que luego fueron a Nicaragua y Perú. Eso me preparó para cuando me desempeñé como Logística de la misión médica cubana en Argelia, durante 3 años y medio”.

P: De lo más difícil que recuerde?

Z: “Una gran nevada en Pakistán que nos sorprendió en la madrugada y tumbó muchos mástiles y tiendas de campaña. Hubo que enseguida preparar lo necesario para reponer lo que habíamos perdido en el terreno. Los hombres fueron los que más trabajaron y se arriesgaron para poder llevar todo desde nuestros  almacenes que radicaban en la capital Islamabad, por esas carreteras con curvas enormes, deslaves y resbaladizas por el hielo, para poder arreglar lo que había sufrido daños”.

P: Le cuenta a sus niños de esta parte de su vida?

Z: “Bryan y Jennifer disfrutan mucho cuando les hago mis historias, a lo mejor les atrae el enfoque “aventurero” que supone haber tenido el valor de ir a lugares desconocidos y difíciles y  de dejar atrás la seguridad de la familia y la casa,    pero cuando sus edades se lo permitan estoy segura de que entenderán que,  en cada una de nuestras misiones asumimos los riesgos con un propósito digno, y sacarán de ellas muchas lecciones de humildad y de entrega.  Yo les cuento mis recuerdos con la ilusión de que me vean como una de las médicas cubanas que es parte de un contingente que ha salvado  vidas en diferentes partes del mundo”.

Por: Mylenys Torres Labrada

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