“Día Mundial sin Tabaco”: Por una Cuba sana cada esfuerzo cuenta

La batalla contra el nocivo hábito de fumar es más que una tarea médica; es una defensa de la vida misma. Por ello, Cuba intensifica su lucha contra este flagelo en el Día Mundial Sin Tabaco, este 31 de mayo, reafirmando su compromiso con la salud pública y la reducción del consumo en la población.

Dado su impacto devastador en la salud individual y colectiva, como una amenaza silenciosa que acorta vidas, destruye pulmones y deja una profunda huella en las familias, el Sistema Nacional de Salud combate de manera integral este problema con firmeza, dedicación y estrategias preventivas.

El tabaco roba vidas antes de tiempo, apagando sueños. Bien ganado tiene el nombre de enemigo silencioso, cuando en realidad es una trampa estrepitosamente mortal. Fumar no solo consume el cuerpo, sino que arrastra consigo la esperanza de quienes ven a sus seres queridos luchar contra enfermedades devastadoras, entre ellas el cáncer.

En la actualidad, el consumo de tabaco es una de las principales causas de enfermedades crónicas y muertes prevenibles en el mundo. Entre sus consecuencias más graves se encuentran afecciones respiratorias como bronquitis crónica, enfisema pulmonar y cáncer de pulmón, así como enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, infartos y accidentes cerebrovasculares. También está vinculado a distintos tipos de cáncer, incluyendo el de laringe, boca, esófago, vejiga urinaria y páncreas. Además, afecta la calidad de vida al aumentar el riesgo de diabetes tipo 2, osteoporosis y envejecimiento prematuro.

En los últimos años, a través del Programa Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo, el país ha desarrollado estrategias intersectoriales que involucran a instituciones sanitarias, especialistas de educación y organismos gubernamentales. Este programa, dirigido por el Ministerio de Salud Pública (Minsap), busca reducir la prevalencia de fumadores, evitar la iniciación en la adicción antes de los 20 años y disminuir el tabaquismo pasivo en espacios públicos y laborales.

De manera general, es la expresión de la voluntad política del país de combatir el consumo de tabaco como problema de salud y potenciar el bienestar de toda la población cubana, con los propósitos de contribuir a una mayor calidad de vida, lograr nuevas generaciones de no fumadores y reducir la aceptación social del tabaquismo. Como programa con un carácter intersectorial y multidisciplinario con la participación de los Organismos de la Administración Central del Estado, tiene una estructura organizativa a todos los niveles del sistema de salud, y sus misiones se sustentan en el funcionamiento de un grupo intersectorial que diseña, ejecuta, controla y evalúa las acciones con los ajustes necesarios en cada nivel y territorio.

Para lograrlo, se han fortalecido iniciativas de vigilancia, protección contra el humo de tabaco, tratamientos de cesación, campañas educativas y cumplimiento de regulaciones legales, que evidencian cómo es preciso abordar el tabaquismo como un problema de salud pública prioritario.

En el nivel primario de atención, por ejemplo, los consultorios del médico de la familia desempeñan un papel clave en la educación y prevención, ofreciendo orientación personalizada y promoviendo estilos de vida saludables en la comunidad.

No menos importante resulta la labor en este sentido de los profesionales de los policlínicos y hospitales, que cuentan con salas de rehabilitación y equipos multidisciplinarios para brindar atención y apoyo a quienes desean abandonar el hábito de fumar.

Además, en correspondencia con la Resolución Ministerial 135 de 2024, aprobada por el organismo, se han establecido zonas libres de humo en instituciones médicas y educativas, así como restricciones en la publicidad y venta de productos de tabaco.

La concienciación ha sido otra de las herramientas fundamentales en esta estrategia, que se consolida con el compromiso y la responsabilidad de los profesionales de bata blanca en la Mayor de las Antillas. Con actividades comunitarias y educativas en diversos escenarios, que buscan reforzar el conocimiento sobre los efectos del tabaquismo y los beneficios de su abandono, contribuyen a tan importante propósito.

Lo cierto es que, a pesar de los avances logrados en Cuba, los expertos coinciden en que aún queda mucho por hacer, pues la batalla contra el tabaquismo es una prioridad y una necesidad para todos. Con estas acciones, la nación reafirma su compromiso con la vida y la protección de las futuras generaciones, alineándose con los objetivos de la Organización Mundial de la Salud en la lucha contra el tabaquismo.

Por Isabel Díaz González

Foto: Radio Rebelde

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