Prevenir el riesgo de morir prematuramente por enfermedades no transmisibles
Las enfermedades no transmisibles (ENT), en particular las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas, son las principales causas de muerte. Éstas ocasionan, aproximadamente, el 80% de las defunciones en la Región de las Américas y en Cuba, y de las cuales, alrededor del 36% ocurren prematuramente entre los 30 y 69 años.
Los principales factores de riesgo más reconocidos son: el tabaquismo y la exposición pasiva al humo de tabaco, un régimen alimentario poco saludable, la inactividad física, la obesidad y el consumo nocivo de alcohol. Actualmente se ha añadido la contaminación del aire, lo que se reconoce a nivel mundial como un factor de riesgo significativo para las enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas.
En los menores de 70 años se informan en la región de las Américas 2,2 millones de muertes causadas por las Enfermedades No Transmisibles. Este porcentaje varía de un país a otro según la estructura etaria de la población; el más alto se registra en Guyana (57,9%) y Haití (52,4%), y el más bajo en Barbados (28,4%) y Canadá (28,5%). En Cuba representa alrededor del 30%.
La globalización, la urbanización, la situación económica y demográfica, los cambios del modo de vida, la educación, el empleo y las condiciones de trabajo, han sido identificados como determinantes de las enfermedades no transmisibles. Constituye un gran reto para los servicios sanitarios y un desafío creciente, porque requieren intervenciones de todos los sectores de la sociedad.
Es objetivo de trabajo del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), la reducción de un 2% anual de la mortalidad prematura, alineada a los Objetivos de la Agenda de Desarrollo Sostenible hasta el 2030. El MINSAP cuenta con una Estrategia de prevención y control de las Enfermedades No Transmisibles. Es válido señalar, que dispone de los conocimientos y recursos necesarios para la atención en todos los niveles del sistema de salud cubano. Garantiza la cobertura universal y cuenta con la fortaleza del Programa del médico y enfermera de la familia cercano a las viviendas de los pacientes, que actúa en todos los niveles de intervención: promoción de salud, prevención de enfermedades, diagnóstico precoz, tratamiento oportuno y rehabilitación.
Es imprescindible la participación intersectorial, comunitaria y el empoderamiento y autocuidado de las personas con su salud, acompañado de acciones tales como la restricción de factores de riesgo: consumo nocivo de alcohol y tabaco, las dietas malsanas y la inactividad física. Estas medidas articuladas con las intervenciones poblacionales, facilitarían la prevención de enfermedades no trasmisibles.
Un importante elemento en la prevención de las muertes prematuras por enfermedades no trasmisibles, es el cumplimiento de la prescripción facultativa y adherencia al tratamiento médico. Es necesario cumplir con los exámenes periódicos mediante los programas de detección sistemática, que existen para el diagnóstico precoz de enfermedades y complicaciones, por ejemplo: la prueba citológica, la determinación de microalbuminauria, antígeno prostático específico (PSA), determinación de sangre oculta en heces fecales y otros tan sencillos como el autoexamen de mama.
La prevención secundaria permitiría, pese a la condición de enfermos, un control efectivo de las enfermedades, la reducción de las discapacidades y la sobrevida con calidad.