Cuba se ocupa por preservar siempre el derecho sagrado que tienen las personas a la vida
“Salud para todos”, tema con el que este 7 de abril la Organización Mundial de la Salud convoca a la humanidad a celebrar el Día Mundial de la Salud, es una esencia que por más de seis décadas ha preservado la Revolución cubana y sustenta el quehacer del Sistema Nacional de Salud.
Es ese un principio defendido en cada rincón del país y que se ha convertido en desvelo para los miles de profesionales y trabajadores de nuestro sector, a quienes también se suman organismos, organizaciones, instituciones y disímiles sectores.
Justamente nuestra voluntad política y gubernamental, de trabajar para que todas las personas puedan disfrutar de una buena salud y una mejor calidad de vida, ha posibilitado lograr indicadores sanitarios acordes con los del primer mundo.
Defender esos indicadores, en medio de las múltiples limitaciones económicas que persisten, y que inevitablemente inciden en la disponibilidad de recursos y servicios que demanda nuestra población, ha requerido de un esfuerzo loable por parte de nuestros trabajadores y estamos seguros de que así continuará siendo, sin importar si laboran en la más remota comunidad o en el más reconocido centro especializado.
Ese hacer respalda además el empeño invariable del Gobierno cubano de compartir saberes y solidaridad con otros pueblos del mundo, a los cuales han llegado por casi 60 años más de 600 mil colaboradores de la Salud.
El reto actual para el sector —uno de los más castigados por el injusto bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos— gravita entonces en seguir buscando y consolidando caminos que nos permitan aprovechar todas las reservas de eficiencia que en muchos lugares aún existen. Tenemos la certeza de que nuestros trabajadores sabrán estar a la altura de ese enorme desafío.
Cuba se ocupa sin descanso, y lo seguirá haciendo, por preservar siempre el derecho sagrado que tienen las personas a la vida.
