Doctor Francisco Sotomayor, primer genetista e inmunólogo de Cuba
Qué dirían aquellos que no se cansan de repetir “esta juventud está perdida” ante este entusiasta investigador, quien no para de soñar y hacer realidad anhelos y proyectos científicos.
Seguro se quedarán sin palabras, porque Sotomayor derrumba con su ascendente trayectoria profesional cualquier expresión despectiva sobre los jóvenes, pues muchos en la Cuba de hoy no pierden la oportunidad de enaltecerla y crecer en lo personal.
Y fue precisamente lo que hizo este santiaguero, formado desde muy pequeño en la Ciudad Escolar 26 de Julio -el antiguo cuartel Moncada asaltado en 1953 por Fidel Castro y la Generación del Centenario, y donde también en 2014 se graduó de Medicina-, la misma que de vez en cuando no se cansa de visitar y recorrer sus sitios históricos.
Especialista de primer grado en Genética Clínica y en Inmunología, es además master en Ciencias en Inmunología Básica, profesor asistente adjunto de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, investigador agregado del Centro Nacional de Genética Médica y secretario del Comité de Ética e Investigación de esa institución.
“No son logros solo personales, sino también del Centro Nacional de Genética Médica, que me dio la oportunidad de estudiar las dos especialidades y participar en importantes proyectos investigativos”, afirmó a Prensa Latina.
Recordó que la Genética fue una seducción para ir un poco más al interior de las células, a partir de los conocimientos y preparación trasmitidos por los profesores durante la carrera de Medicina. “No tengo dudas que el alto grado de altruismo de los especialistas que me acompañaron en esa etapa me permitió formarme y graduarme en 2018 de esa especialidad”.
Después vino la atracción por la Inmunología, muy vinculada con la Genética, pues ambas especialidades estuvieron presentes en su tesis de término de residencia dedicada a la evaluación de dos genes vinculados a los procederes de implantación embrionaria en la reproducción asistida, en la que influyen factores inmunológicos.
Para alcanzar ese objetivo fue de mucho valor la ayuda de la Dra. Beatriz Marcheco Teruel, directora del Centro Nacional de Genética Médica, y los proyectos de esa institución para el desarrollo de la inmunogenética, lo que le dio la posibilidad de continuar su desempeño como genetista y desarrollar la especialidad, de la cual se tituló en 2022.
Al referirse a esa etapa, Sotomayor consideró que se trataba de un compromiso con esa institución, por permitirle cumplir un propósito personal: trabajar para la sociedad y la salud cubana y mundial, y desarrollar nuevas investigaciones que esclarezcan muchas enfermedades vinculadas con la Genética y la Inmunología en beneficio de los pacientes.
“Son dos de las especialidades que esclarecen hoy muchos campos y conocimientos en cuanto a patologías, diagnósticos y tratamientos de padecimientos y trastornos cuya incidencia crece por factores ambientales, como el cáncer, y que acompañadas de avances tecnológicos le permitirán a la humanidad enfrentar un gran número de enfermedades”.
“En lo personal se trata de llevar a la práctica el sentimiento humanista que nos inculcan en nuestra formación. Soy médico y devine investigador, pero ese humanismo lo llevo dentro”.
COVID-19, UNA ETAPA DE EMPRENDIMIENTOS Y APRENDIZAJE
La pandemia de la Covid-19 fue una situación muy compleja, reconoció el joven galeno, ya que su labor como genetista clínico se convirtió en una escuela en el campo de la inmunología, con mucha luz para desentrañar esa desconocida enfermedad.
“Emprendí muchas tareas que me vincularon con los procesos de diagnóstico en biología molecular en los laboratorios de pruebas PCR en tiempo real para la interpretación de los resultados de posibles contagios”.
Como inmunólogo participó también en el desarrollo de los ensayos clínicos de la vacuna Soberana Plus en el Instituto de Hematología e Inmunología, bajo la tutela del doctor Arturo Chang como investigador principal.
Resultó otra oportunidad para adquirir una experiencia inigualable cuyo resultado final era probar la eficacia y seguridad de ese inyectable, a fin de lograr una mayor inmunidad y defensa inmunológica en los pacientes convalecientes de la Covid-19.
A ello se sumó un proyecto relacionado con la búsqueda de factores genéticos que predisponían a las formas graves de la Covid-19, un trabajo muy difícil y complejo ejecutado en todo el país con la colaboración de la red nacional de genética médica y asesores de esa especialidad en la atención primaria de salud.
“Me tocó trabajar en la identificación de uno de los genes relacionados con la gravedad de esa enfermedad, con resultados positivos, que fueron publicados en una revista internacional de Egipto, lo cual me permitió exponer a nivel mundial las fortalezas de nuestra institución, a pesar de las dificultades materiales y económicas para impulsar sus proyectos”.
Sotomayor destacó cómo la pandemia sirvió para concatenar a todas las instituciones científicas y de investigaciones del Grupo Empresarial de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica de Cuba (Biocubafarma), al Ministerio de Salud Pública y los centros asistenciales que funcionaron todos como una gran familia.
Fue una etapa de mucho aprendizaje y consolidación de conocimientos por el vínculo con profesionales de mucho prestigio y experiencia dentro de la inmunología cubana, que no escatimaron esfuerzos ni confianza para involucrar a jóvenes investigadores entre 30 y 35 años en una tarea de tan alta responsabilidad, significó.
“Una actitud extraordinaria de ellos hacia nosotros porque compartieron su sapiencia con mucha humildad, algo para mí de gran valor en una persona; fue el mayor ejemplo de humildad y sencillez que he tenido dentro de las ciencias, una satisfacción y estímulo para continuar estudios y seguir adelante”.
LABRAR EL PRESENTE PARA UN FUTURO MEJOR
Sotomayor cuenta con el Premio Nacional de Salud 2019 por su tesis de Genética Clínica vinculada a la reproducción asistida, y en 2022 igual lauro como coautor de los estudios de los factores genéticos relacionados con la gravedad de la Covid-19, trabajo que le mereció también ser Premio de la Academia de Ciencias de Cuba.
Con ese amplio aval y los títulos obtenidos, ahora desarrolla investigaciones vinculadas a las inmunodeficiencias primarias en niños con infecciones recurrentes, y con parámetros inmunológicos en menores con alteraciones en las defensas de su organismo, además de nuevos estudios de los factores genéticos presentes en la Covid-19.
“Es importante no detenernos porque a pesar de las crisis generalizada que vivimos, el futuro será mucho mejor, y yo como parte de la sociedad trabajo en nuevos proyectos para ese futuro, con el reto de titularme como Doctor en Ciencias, el colofón de mis estudios y superación personal”.
Además, enfatizó, “me enseñaron a ser agradecido sobre todo con el que brinda sus conocimientos, el mayor tesoro de una persona y lo que la hace libre, por eso mi gratitud permanente a quienes me fortalecen y ayudan a seguir adelante a pesar de la lejanía familiar, a no estar solo y abrirme nuevos horizontes”.
Este joven genetista e inmunólogo cubano confiesa que su carrera le da un verdadero sentido profesional a su vida, amor por la ciencia y la medicina, y la necesidad de entregarse a sus pacientes.
Texto: Cira Rodríguez Cesar / Prensa Latina.