Bolsonaro frente a su espejo
Preocupado tal vez por haber nombrado a su hijo Eduardo como embajador de Brasil en Estados Unidos, lo que ha provocado las más diversas críticas, el «Trump del trópico» volvió a arremeter contra los miles de médicos cubanos que fueron a su país a salvar vidas y curar enfermedades, principalmente en los más difíciles parajes de la geografía de esa nación de 210 millones de habitantes.
Lo había hecho antes de ser presidente y luego de instalarse en la silla que hoy ocupa, aunque su obsesión principal ha sido la de admirar a Donald Trump, y su falacia mayor la de arremeter contra países como Cuba y Venezuela.
Parece que Bolsonaro ha olvidado que los 20 000 médicos cubanos que viajaron a Brasil, atendieron a más de 113 millones de personas, entre ellos –según el propio Gobierno brasileño– a 60 millones de pacientes que nunca tuvieron acceso a un galeno y que, de los 3 600 municipios, más de 700 tuvieron un médico por primera vez en su historia y fue cubano.
¿Sabe este señor, que ahora conduce la presidencia de su país,
cuántas personas fueron salvadas? ¿Sabe cuántos de sus conciudadanos
sufren y hasta mueren hoy por la falta de ese médico que él hizo salir
con las más indignantes ofensas? Y pregunto más: ¿Sabe Bolsonaro que la
nación que preside tiene más de 55 millones de pobres, el 26,5 % de su
población, según datos
oficiales del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas?
La expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, lo había advertido cuando afirmó que la salida de los profesionales cubanos del Programa «Más Médicos» provocaría una crisis sanitaria, cuyo único responsable es Jair Bolsonaro. La realidad nos muestra que solo en el Estado de Sao Paulo, 36 ciudades no tienen un profesional de la Salud.
«La decisión del Presidente electo fue unilateral e irrespetuosa, al criticar por Twitter los términos del convenio firmado durante mi Gobierno y renovado, sin modificaciones, hasta por el Gobierno de Temer. Prescindieron, por absoluta soberbia, de las posturas diplomáticas requeridas en las relaciones entre países», dijo la expresidenta un día después de la ruptura del convenio, luego de las indignantes acusaciones de Bolsonaro y las condiciones que pretendía imponer a Cuba y a sus galenos, a quienes no les reconocía su profesionalidad ni su ética.
«No es aceptable que se cuestione la dignidad, profesionalidad y el
altruismo de los colaboradores cubanos», se enfatiza en la decisión de
la Isla de retirarse del Programa Más Médicos.
Bolsonaro no dice una
palabra respecto a los 28 millones de brasileños que –según la
Confederación Nacional de Municipios de Brasil– están afectados
directamente por el fin de un programa lleno de amor y solidaridad.
Lo más reciente del «Trump del trópico» fue su discurso esta semana al presentar un nuevo programa de salud, al que ha llamado «Médicos para Brasil». Bolsonaro volvió a cuestionar la calidad de los médicos cubanos y se aprovechó de la situación para hacer política contra el Partido de los Trabajadores (PT), en momentos en que urge presentarle una propuesta nueva –un programa de salud nuevo– al pueblo brasileño.
Bolsonaro volvió a la carga y dijo: «Ya veremos las reacciones. Ya
sabemos que no forman parte del nuevo plan (en referencia a los médicos
cubanos). Que han quedado fuera». Se sabe más preocupado y ocupado en
cumplir lo que le ordenen desde Washington, que en cuidar la salud y la
vida de su pueblo.
Para Cuba, señor Bolsonaro, la dignidad, la ética y
la solidaridad no pueden ser cuestionadas y mucho menos por quien usa
un espejo enfilado hacia el Norte para verse «realizado».
Tal como afirmara el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en su cuenta en Twitter: «El presidente Bolsonaro miente una vez más. Vergonzoso su servilismo a EE. UU. Sus vulgares calumnias contra Cuba y el Programa Mais Medicos jamás podrán engañar al hermano pueblo brasileño, que bien sabe de la nobleza y humanidad de la cooperación médica cubana».
Tomado de Granma