La comunidad internacional debe unirse en la lucha por la justicia y la paz.

Las noticias sobre Palestina revelan una realidad desgarradora: en la Franja de Gaza las mujeres y los menores de edad están soportando desproporcionadamente la carga de la agresión israelí. Hasta el 3 de noviembre, 2 326 mujeres y 3 760 niños y adolescentes habían perdido la vida en esta nueva ola de violencia. Esas cifras representan el 67% de todas las víctimas mortales que ha provocado esta nueva escalada.

Cada día, 420 niños mueren o resultan heridos, incluso algunos de solo unos meses de edad. Esa es una realidad inaceptable.

Y más allá de las terribles cifras, otro hecho también nos estremece: en la actualidad unas 50 000 mujeres embarazadas se encuentran en Gaza. Ellas y sus niños están en grave peligro debido a la falta de acceso a servicios médicos adecuados.

Los bombardeos y la destrucción de infraestructuras médicas están dejando a las mujeres y a los niños sin acceso adecuado a servicios de Salud materna, neonatal e infantil. Con hospitales y centros de atención cerrados, algunas mujeres se ven obligadas a dar a luz en condiciones totalmente inapropiadas.

La falta de alimentos, de agua y de atención médica ponen en peligro la vida de las madres y también de sus familias. Incluso los recién nacidos están en peligro si los hospitales se quedan sin combustible.

¿Cómo quedarnos en silencio ante semejantes atrocidades?

El mundo tiene que exigir poner fin a esa violencia desproporcionada.

La comunidad internacional debe unirse en la lucha por la justicia y la paz. No hay modo de ignorar esta tragedia. Debemos actuar ahora y brindar el apoyo necesario para aliviar el sufrimiento a tantos inocentes y reconstruir la esperanza en la Franja de Gaza.

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