IPK: 88 años de ciencia y vocación asistencial ante las arbovirosis en Cuba

En 2025, la ciencia cubana se enfrenta con firmeza al desafío de las arbovirosis —dengue, chikungunya y oropouche— que persisten como una amenaza para la región. En este escenario, el Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí” (IPK), con 88 años de fundado, se erige como centro de referencia nacional y regional, articulando investigación, vigilancia epidemiológica y atención clínica en una estrategia integral que combina conocimiento y cuidados.

A propósito de este tema, el doctor Carlos Fonseca Gómez, jefe del centro hospitalario del IPK, explica que “el chikungunya como otros padecimientos arbovirales se caracteriza fundamentalmente por fiebre y afromialgia, que vienen a ser quizás el sello distintivo de esta enfermedad”. Reconoce la dificultad de diferenciar clínicamente el dengue del zika, pero subraya que “esta enfermedad tiene características muy específicas que la convierten en una enfermedad de fácil diagnóstico desde el punto de vista clínico; es tan típico el dolor, la rigidez, una inflamación franca de las articulaciones, que el diagnóstico tiene una alta probabilidad en el contexto epidémico”. Fonseca recuerda que “el nombre propio de la enfermedad, chikungunya, quiere decir el que se encorva, y es exactamente lo que vemos en las personas”. Aunque la mayoría de los pacientes evoluciona de forma satisfactoria, advierte que “hay otro grupo de personas que las manifestaciones gastrointestinales —vómito, diarrea— lo pueden conducir a deshidratación, trastornos hidroelectrolíticos que en muchos casos justifican el ingreso y un manejo más intensivo de su caso”. Además, señala que “estas manifestaciones articulares se pueden prolongar en el tiempo incluso meses, generando cierto grado de incapacidad para las actividades cotidianas y quizás en algunos casos más extremos para la capacidad laboral del individuo, lo que genera impaciencia, estrés e incluso depresión”.

Precisamente a evaluar, investigar y diagnosticar a favor de la salud del pueblo cubano, se dedica el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí. La doctora Vivian Kourí Cardellá, directora de la instalación, destaca que “el IPK es una institución de nivel terciario del Ministerio de Salud Pública, donde radican los laboratorios nacionales de referencia para todos los patógenos, excepto VIH”. Explica que “trabajan tanto en vigilancia, en investigación, en diagnóstico de todos los agentes infecciosos, esto incluye los arbovirus, chikungunya, pero también incluye virología en general, respiratorio, incluye las infecciones de transmisión sexual, incluye la tuberculosis, incluye enfermedades parasitarias, o sea prácticamente todos los laboratorios están aquí”.
En declaraciones a la prensa asevera que “estos laboratorios no trabajan solos, trabajan con una red de laboratorios en cada localidad. Existe una red de atención primaria igual que para la atención médica, una red de laboratorios primarios, una red de laboratorios secundarios que están a nivel de los centros provinciales de higiene, epidemiología y microbiología y también a nivel de hospitales, y la red terciaria es el IPK, y todos trabajamos de conjunto”.

Agrega particularidades de la labor de la ciencia cubana ante las arbovirosis en los últimos meses, que se expresa en la unión de saberes, tecnología y vocación asistencial, reafirmando el papel del IPK como referente nacional y regional en la defensa de la salud del pueblo, y mostrando cómo la investigación y la clínica se integran para dar respuesta a uno de los retos más persistentes de la salud pública en América Latina y el Caribe.
Una de las particularidades de su labor científica ha sido la caracterización molecular de los virus circulantes, lo que permite identificar variantes y anticipar su comportamiento epidemiológico. Este trabajo se complementa con la capacitación continua de profesionales de la salud en todo el país, mediante talleres y entrenamientos que trasladan al nivel primario y secundario los protocolos más actualizados de manejo clínico y prevención.
Aseveró que el IPK también ha fortalecido la investigación conectando los hallazgos de laboratorio con la práctica médica, y generando guías terapéuticas adaptadas a las condiciones locales. En paralelo, se han desarrollado estudios para evaluar la evolución de pacientes con chikungunya y dengue, analizando manifestaciones y síntomas en determinados casos. Otro frente clave ha sido la colaboración internacional, con proyectos conjuntos en la región que permiten compartir datos y experiencias, consolidando a Cuba como un nodo científico en la vigilancia de arbovirosis.

La labor del IPK se expresa asimismo en la innovación tecnológica, con el uso de plataformas digitales para el registro y análisis de casos, lo que facilita la toma de decisiones rápidas en situaciones de brote. Además, se ha trabajado en la comunicación científica hacia la población, elaborando mensajes claros sobre prevención, cuidados en el hogar y signos de alarma que justifican acudir al médico.
En sus valoraciones confirma que la ciencia cubana no solo atiende a los enfermos, sino que produce conocimiento, forma especialistas, fortalece la vigilancia y educa a la sociedad, consolidando una respuesta integral que reafirma al IPK como referente nacional y regional en la lucha contra las arbovirosis.
Fotos: José Manuel Correa






