Prevención cardiovascular: alcanzable y muy necesaria
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en todos los países desarrollados y en vías de desarrollo, con una elevada carga económica, humana y social.
La principal enfermedad cardiaca que contribuye a esa mortalidad y morbilidad es la cardiopatía isquémica que es provocada por obstrucción de las arterias coronarias producto de la interacción de factores de riesgo tales como: la hipertensión, el tabaquismo, el colesterol, diabetes, el sedentarismo sobre la pared arterial.
En Cuba en el año 2018, 25 mil 684 cubanos murieron de una enfermedad del corazón lo que representa una tasa de 228,2 x 100 000 habitantes. De ellos 16 260 individuos fallecieron por una enfermedad isquémica cardiaca (tasa 144,5 x 100 000 habitantes). De estos fallecidos 7 350 tuvieron como principal causa de muerte el infarto cardiaco agudo (tasa 65,3 x 100000 habitantes).
Si consideramos la tendencia creciente al envejecimiento en la pirámide poblacional cubana en los últimos años, se comprenderá fácilmente que urge a nuestro Sistema de Salud desarrollar acciones de promoción.
Para lograr una prevención cardiaca efectiva hay que tener en consideración los siguientes elementos:
1-Identificar el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular en los próximos 10 años mediante la aplicación de tablas de estimación obtenidas en estudios epidemiológicos con los factores de riesgo principales como colesterol, obesidad, diabetes, hipertensión, hábito de fumar entre otros.
2-Si el riesgo estimado es moderado o alto es necesario adoptar la modificación de estilos de vida de cada individuo con una buena comunicación, análisis de su ambiente con medidas que se puedan cumplir y darle seguimiento.
Cada uno de los elementos expuestos anteriormente son importantes, pues existe la tendencia psicológica a pensar que el riesgo aunque esté presente no nos va a alcanzar a nosotros.
¿Cuáles son las medidas de prevención a adoptar para cada factor de riesgo?
1-En la hipertensión arterial es necesario obtener una determinación semestralmente en personas de más de 40 años, disminuir la ingestión de sal, y si se detectan niveles superiores a 140/90 mmHg instaurar por el médico el tratamiento necesario, evaluando la adherencia al mismo unido a un seguimiento adecuado.
2- En el caso del tabaquismo las medidas deben ser la supresión total de tabaco, lo cual no es fácil de obtener de forma drástica pues constituye una adicción. Por ende, el manejo psicológico y otras acciones para eliminarlo hay que implementarlas con una valoración individualizada. El fumador pasivo tiene un riesgo cardiovascular, en lo que respecta al tabaquismo, que no difiere significativamente del fumador activo.
3- El colesterol total y su fracción LDL así como los triglicéridos deben ser determinados en cada paciente y si estuviesen elevados mediante evaluación del facultativo, se deben reducir las grasas saturadas como las que contienen las carnes de puerco y rojas, los alimentos fritos, los embutidos, el queso, mantequilla, mayonesa etc. Si no es posible disminuir el colesterol con medidas dietéticas, es necesario administrar estatinas que inhiben el proceso de síntesis de colesterol endógeno a nivel hepático que son muy efectivas en el control de sus niveles.
4- La diabetes es capaz de provocar una afectación cardiaca a nivel arterial y también miocárdico por lo cual su estricto control es imperativo con dieta e hipoglucemiantes según indicación médica y un seguimiento estrecho.
Una medida fundamental a adoptar por su efecto sobre varios factores de riesgo de forma simultánea es la actividad física sistemática. Está científicamente demostrado que caminar de forma rápida 50 minutos 5 veces a la semana reduce la mortalidad por enfermedad isquémica cardiaca significativamente. Los pacientes que caminan 30 minutos en la misma frecuencia tienen más eventos cardiovasculares que los que caminan 50 minutos, pero mucho menos que los sedentarios. A su vez la masificación de la actividad física es de muy bajo costo con un gran impacto en la salud cardiovascular.
Nuestro sistema de salud universal, gratuito y accesible debe diseñar y conducir las políticas de prevención con un carácter intersectorial dado que está demostrado que sin la participación de toda la sociedad no es posible obtener un impacto en los indicadores y sostenerlos.
La modificación de los factores de riesgo vascular influye positivamente en la reducción de las enfermedades renales crónicas neurológicas y varios tipos de cáncer.
Debemos comprender que la atención médica cardiovascular mediante angioplastias, stent o cirugías no puede ser vista como la vía resolutiva principal. Ésta depende de infraestructura, accesibilidad y un nivel de calidad que estaría limitado por recursos que además deben compartirse con el resto de la asistencia médica.
Si no se crean políticas de prevención y promoción de salud cardiovascular, el incremento de morbilidad nos puede llevar a un punto de inflexión que sobrepase los recursos disponibles en cualquier economía, lo cual le confiere un carácter prioritario en su implementación por nuestra sociedad.