Explicamos a Relatora Especial de la ONU el impacto negativo del bloqueo al sector de la Salud
Acerca del impacto negativo que tiene en el sector de la Salud el injusto bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos a Cuba, intercambiamos este miércoles en la sede del Ministerio de Salud Pública con Alena Douhan, relatora especial del Consejo de Derechos Humanos sobre las Repercusiones Negativas de las Medidas Coercitivas Unilaterales para el Disfrute de los Derechos Humanos.
Durante el diálogo, profesionales de importantes instituciones médicas del país ejemplificaron sobre el impacto que ha significado el bloqueo en la prestación de los diversos servicios que se brindan a la población.
Tras agradecer la posibilidad de sostener este encuentro, la Relatora Especial del Consejo de Derechos Humanos comentó la importancia de conocer de manera tan precisa hasta dónde llega el alcance de las medidas coercitivas que implica el bloqueo, en un ámbito tan sensible como la salud.
Es precisamente ese bloqueo, uno de los más crueles mecanismos empleados por sucesivas administraciones norteamericanas para intentar doblegar a nuestro pueblo. Por eso, cuando el Gobierno de los Estados Unidos habla al mundo sobre violación de los derechos humanos en Cuba, no podemos dejar de pensar cuán violatorio de los derechos humanos resulta ese inhumano bloqueo a que hemos sido sometidos, por ese mismo Gobierno, desde hace tantos años.
Solo en el sector de la Salud, los daños acumulados durante seis décadas de aplicación de esta política alcanzan la cifra de 3 mil 386 millones 36 mil 904 dólares. En tanto, en el 2022 esta política ocasionó pérdidas por un valor de 150 millones 410 mil cuatro dólares.
Entre las principales afectaciones que se han producido podemos destacar los obstáculos para adquirir medicamentos y tecnología médica de procedencia estadounidense o con más de un 10% de componentes de ese país; la disponibilidad de equipamiento tecnológico; la imposibilidad de mejorar el estado técnico y el suministro de piezas de repuesto a muchos equipos médicos y no médicos; así como el negativo impacto económico que implican las restricciones financieras que trae consigo la presión que ejerce Estados Unidos sobre los bancos internacionales.
Esos son solo los números y elementos objetivos, en los cuales resulta imposible recoger el dolor que ha significado para nuestra población no poder contar en ocasiones con la solución más apropiada para su padecimiento.
Y por si todo ello no bastara, al tiempo que en Cuba hicimos frente a la epidemia provocada por la COVID-19, tuvimos que hacerlo también a un recrudecimiento inigualable de ese inhumano bloqueo, que provocó, y lo sigue haciendo, mayores limitaciones de recursos en todas las áreas del Sistema Nacional de Salud.
Múltiples han sido los obstáculos que seguimos enfrentando, y lo hemos hecho con el compromiso, la profesionalidad, los conocimientos y la sensibilidad que han definido desde siempre con su actuar nuestros trabajadores de la salud, quienes no solo defienden la vida en nuestro país, sino que también lo han hecho desde hace seis décadas en otras muchas naciones en el mundo.
Cuba no se detiene en su empeño por alcanzar el más amplio disfrute de todos los derechos humanos. Es nuestro compromiso —y así lo hemos defendido y ratificado siempre— proteger con prioridad la salud y la vida de las personas.
Ni siquiera ese despiadado bloqueo económico, comercial y financiero que pesa sobre la vida de los cubanos va a impedir que así lo continuemos haciendo.