¿Cómo se comportan las hepatitis en Cuba?
En los últimos cinco años en Cuba ha decrecido la incidencia de las hepatitis víricas, con alrededor de 70 casos anuales de hepatitis B y 200 de hepatitis C, por lo que no constituyen un problema de Salud y se trabaja en consonancia con la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de eliminarlas para 2030.
La doctora María Julia Matos Morejón, jefa del programa de hepatitis virales del Ministerio de Salud Pública (Minsap), afirmó que el Sistema Nacional de Salud mantiene vigilancia estricta a este padecimiento que inflama el hígado y, de infectarse con los virus B y C, puede derivar en cirrosis y cáncer de hígado.
A propósito de celebrarse este jueves el Día Mundial contra la enfermedad, explicó que de la hepatitis B aguda durante 2021 se notificaron 35 casos en el país contra 58 en el 2020, para una tasa de 0,46 por 100 mil habitantes, lo cual decreció en un 39,7 por ciento (%) con respecto al año anterior.
Mientras que de la hepatitis B crónica se diagnosticaron 21 casos en 2021 contra 73 del año anterior, para una tasa de 0.28 y decreció el reporte en 71,3%, detalló. La también especialista de primer grado en Higiene y Epidemiología aclaró que la mayoría de los pacientes no tenían antecedentes de vacunación contra la hepatitis B o no completaron el esquema de tres dosis.
Con relación a la hepatitis C aguda señaló que tiene un comportamiento descendente, en 2021 se reportaron 89 casos de hepatitis C aguda contra 140 del año anterior, para una tasa de incidencia de 1.18 que decrece en 36,4%. La Máster en Enfermedades Infecciosas dijo que en el pasado año de la hepatitis C crónica se detectaron 101 casos contra 194 en el 2020, para una tasa de 1,34 que decrece en 47,9 %.
Cuba cuenta con un Plan Estratégico para eliminar la enfermedad
Matos Morejón precisó que en 1987 se creó en Cuba el programa de hepatitis virales y durante el transcurso de los años este se transformó hasta llegar, en el 2018, a su integración al Plan Estratégico Nacional para la prevención y el control de las infecciones de transmisión sexual (ITS), el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y las hepatitis.
Este plan está vigente desde el 2019 y hasta 2023 y tiene como objetivo principal acelerar el progreso hacia el fin de la enfermedad como problema de Salud Pública al reducir la incidencia, las complicaciones y la mortalidad por esta causa, agregó.
También comentó que posee como estrategias básicas un componente de vacunación cuyos propósitos son eliminar la enfermedad en grupos vacunados, reducir la transmisión perinatal de la hepatitis B y disminuir las complicaciones y la mortalidad por esta causa.
La experta comentó que entre sus componentes está la búsqueda de casos en grupos de población, con la realización de pruebas de detección de hepatitis B y C a donantes de sangre, personas diagnosticadas con VIH, ITS y sus parejas sexuales, gestantes, pacientes con necesidad de reemplazo de terapia renal tipo hemodiálisis y con síntomas sugestivos de infección por virus de hepatitis, entre otros grupos poblacionales con riesgo de padecer la enfermedad.
También el plan está integrado por un componente de investigación epidemiológica y control de foco, el cual contempla las acciones del personal de Salud en la detección de los casos infectados y para interrumpir la cadena de transmisión.
En el componente de atención médica, continuó la doctora, está incluido el seguimiento de los diagnosticados desde la Atención Primaria de Salud, así como en los servicios de gastroenterología de la atención secundaria y, si el caso lo requiere, en los institutos de asistencia terciaria.
Matos Morejón se refirió, además, al componente de educación a la población que abarca las acciones del personal de Salud y los líderes comunitarios para instruir sobre la enfermedad, hacer que los enfermos mejoren su adherencia al tratamiento y mantengan el autocuidado.
La jefa del Programa de Hepatitis Virales mencionó que dentro de las principales acciones está la prevención de la transmisión materno-infantil de hepatitis B que se realiza desde la atención primaria con la detección precoz en la gestante, quien lleva seguimiento por gastroenterología y tratamiento.
Al nacimiento del niño se le aplica la vacuna contra la hepatitis B, la gammaglobulina, un esquema de inmunización diferenciado y se mantiene el seguimiento durante el primer año de vida para detectar la enfermedad o dar el alta al niño sano.
Para contribuir a controlar el padecimiento, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología desarrolló las vacunas Heberbiovac HB, que permitió el descenso de la tasa de incidencia de hepatitis B de 20.6 por 100 mil habitantes en 1992 a 0.5 en el 2021, y HeberNasvac, para pacientes con hepatitis B crónica que reduce el riesgo de fibrosis y cirrosis hepática.
Hepatitis aguda grave de causa desconocida sin presencia en la nación
La doctora insistió en que no se reportan casos de hepatitis aguda grave de causa desconocida en niños o en población infantil en el país, sin embargo, ante la detección en 35 naciones el Sistema Nacional de Salud se incorporó a la vigilancia internacional.
Una comisión técnica integrada por expertos de varias especialidades diseñaron un protocolo de actuación para enfrentar la aparición de casos sospechosos, el cual incluye la vigilancia clínico-epidemiológica y de laboratorio y establece las acciones oportunas para evitar complicaciones, además de la capacitación del personal médico.
Desde el mes de mayo el Minsap inició la alerta en Cuba y en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí se realiza la vigilancia de laboratorio y las muestras estudiadas hasta el momento indican que la mayor positividad corresponden a los virus de hepatitis A y E con el 29,9% del total, los virus de hepatitis B y C no constituyen causa de hepatitis viral aguda en menores de 18 años y tampoco se observó positividad a adenovirus u otros virus respiratorios, detalló Matos Morejón.
Respecto al padecimiento la OMS, en colaboración con científicos y responsables políticos de los países afectados, trabaja para entender el origen de estas infecciones que no son provocadas por los cinco tipos conocidos de virus: A, B, C, D y E.
El organismo internacional refiere en su sitio web que este nuevo brote sirve para recordar los miles de casos de hepatitis víricas agudas que afectan cada año a niños, adolescentes y adultos; la mayoría de las hepatitis agudas causan síntomas leves o pueden pasar desapercibidas, pero en algunos pacientes provocan complicaciones e incluso la muerte.
En este Día Mundial contra la Hepatitis la OMS subraya la necesidad de acercar la asistencia a los centros de atención primaria y a las comunidades, y con el propósito de eliminar las hepatitis víricas de aquí al 2030 estableció: reducir en un 90% las nuevas infecciones por las hepatitis B y C; reducir en un 65% las muertes por cirrosis y cáncer de hígado; diagnosticar al menos el 90% de los casos de hepatitis B y C; y tratar al menos al 80% de las personas que reúnen los requisitos para ello.