La sensibilidad y humanismo de la medicina cubana

Su dulzura y tesón acompañan a la medicina cubana hace ya 35 años; una relación de amor, mucha vocación y compromiso, según nos cuenta la propia Ivonne Dolores Borrero Téllez, una de las trabajadoras más destacadas del sector en este 2023.

Recordando sus primeros estudios como Estomatóloga General Integral, graduada del Segundo Contingente de Ciencias Médicas inicia la entrevista. «Es un honor inmenso pertenecer al ejército de batas blancas por lo que significa hoy y siempre formarse en una carrera que se escoge por amor, se construye con mucha vocación  y crece con el compromiso de atender a lo más valioso que tenemos los seres humanos: que es la vida».

«En el caso de mi profesión me enamoré desde que era estudiante, asegura emocionada, a través de un tratamiento de Ortodoncia al que tuve que someterme porque tenía los dientes mal posicionados y fue lo que despertó en mí la vocación hacia la profesión que después elegí y realicé, que es bella; no me canso de decirlo y expresarlo».

En sus palabras brota también la ternura de las féminas, que marca sin dudas a los profesionales de la salud en nuestro país, por esa exquisita devoción hacia los más necesitados y que Ivonne pudo exteriorizar mientras cumplía misión internacionalista en la República Bolivariana de Venezuela.

«Una experiencia muy bella y a la vez muy difícil, en la época en la que el Comandante en Jefe se reunía en el Palacio de Convenciones con todos los que defenderíamos el nombre de Cuba en otras partes del mundo. Nos hablaba con claridad meridiana y nos trataba a la vez como a sus hijos. Allí nos explicó la inmensa tarea que teníamos por delante como apoyo necesario para el impulso de la obra de Chávez, en un momento en el que la oposición estaba muy fuerte y nos tocó abrir la misión en un municipio en la región de Barlovento en el estado Miranda».

Continúa narrando cómo tuvo que asumir al mismo tiempo tareas de dirección, con un equipo de médicos y estomatólogos maravillosos de diferentes provincias durante cerca de cinco años. «Fue un trabajo muy bello y gratificante porque fuimos calando poquito a poco en el corazón del pueblo venezolano, y eso no lo olvidamos jamás», reflexionó, mientras afirma que «hoy al laborar en la Dirección de Relaciones Internacionales del Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP)  son otros los desafíos, pero con el mismo amor y entrega de esa etapa».

Por ello, es Ivonne una de las más destacadas del MINSAP en la jornada por el Día de la Medicina Latinoamericana, y en reconocimiento a la entrega y sacrificio permanente de su quehacer. «Para mí esta distinción no es personal, refiere con el brillo en sus ojos y los nervios de enfrentarse a un cuestionario, pues engloba el esfuerzo de todos mis compañeros que trabajamos de forma cercana y permanente con organismos de los diferentes países y en especial con estructuras de las Naciones Unidas. Es un estímulo colectivo y así lo recibo», concluyó.

Adelaida o la sensibilidad de la enfermera cubana

«Como enfermera llevo ya 35 años de trabajo, de ellos 34 dedicados plenamente a la asistencia », refiere Adelaida Verdecia Pompa, otra de las féminas distinguidas en el acto central del MINSAP por el 3 de diciembre, Día de la Medicina Latinoamericana. En su pecho ostenta desde hoy la Medalla Manuel Piti Fajardo que otorga el Sindicato de Trabajadores de la Salud a reconocidos profesionales del medio.

«Comencé a laborar en la Isla de la Juventud en el Hospital Héroes del Baire cuando me gradué y  durante 15 años conocí allí, rodeada de valiosos especialistas, de la constancia, empeño y sacrificio que entraña la enfermería cubana. Luego me trasladé a La Habana e igualmente compartí experiencias maravillosas de crecimiento profesional y personal».

Resalta que actualmente, desde otra trinchera en el Ministerio de Salud Pública en la Dirección de la Defensa, amplía su preparación integral y complementa su vocación de servicio a más de tres décadas de sus inicios.  

«Me gusta ser enfermera y me he sentido muy feliz siendo enfermera en Cuba, porque he tenido la dicha de nutrirme del humanismo de la Revolución», subraya al evocar sus misiones internacionalistas y la solidaridad mostrada por sus colegas en otras naciones, en correspondencia a esos principios que son bastión hoy de nuestro proyecto de justicia social y que han impactado por las más recónditas geografías en el planeta.

Adelaida, aunque posee una larga historia de servicio tanto en la mayor de las Antillas como en el extranjero, nos habla desde la sencillez y modestia, desde la humildad de una excelente profesional de la salud  que valora perfectamente el respeto por los derechos humanos y la importancia del cuidado sensible y respetuoso a los pacientes.

«Nuestro país cumple con estas premisas gracias a una Revolución que desde 1959 fomentó una Atención Primaria de Salud (APS) a favor de la equidad e igualdad, sin discriminación ni diferencias», añade al abordar la sensibilidad y humanismo de la medicina cubana.

Por último, baja la mirada para observar su pecho, henchido de orgullo y emoción ahora y nos dice: «Esta medalla para mí es uno de los logros más grandes que he tenido en mi vida como ser humano y como enfermera; y quiero dedicarla completamente a todo el personal de la salud, y especialmente a todos aquellos que un día perdieron su vida en la trinchera del deber en nuestro sector. Mi pensamiento también abraza hoy al Comandante en Jefe, que fue el artífice de esta Revolución donde me formé y a la cual agradezco siempre».

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