Alzheimer: preguntas y respuestas

Un acercamiento a la historia del Alzheimer

A inicios del siglo XX, el médico psiquiatra alemán Alois Alzheimer, realiza una descripción detallada de los síntomas del comportamiento de su paciente Auguste Deter, de 51 años, quien sufría de pérdida de memoria de corto plazo y alucinaciones auditivas.

Alzheimer estableció estándares para comprender desórdenes neurodegenerativos con una cercana relación clínica con sus pacientes y utilizó herramientas científicas para explicar cómo los síntomas se asociaban a cambios físicos en el cerebro.

Otros investigadores siguieron su búsqueda para comprender de qué se trata la enfermedad. En 1931, los alemanes Max Knoll y Ernst Ruska inventaron el microscopio electrónico, que permitió hacer mejores estudios del cerebro.

Recién, en 1976, la enfermedad de Alzheimer (EA) fue reconocida como una forma frecuente de demencia, a partir de que el neurólogo estadounidense Robert Katzman publicara un editorial en Archives of Neurology y advirtiera que la enfermedad era un desafío de Salud pública.

En 2015, se estimaron cerca de 46,8 millones de personas con demencia en el mundo, y se multiplicará a 65 millones para 2030. En América Latina y el Caribe de 3,4 millones se incrementará a 4,1 millones para el 2030.

¿Cómo se manifiestan las demencias en Cuba?

En Cuba, las demencias forman parte de las principales causas de muerte y es la que requiere de mayor atención y cuidado en adultos (as) mayores. En particular, la población cubana mayor de 65 años, se estima que tendrá una prevalencia de 6,4% a 10,8% y una incidencia anual estandarizada de acuerdo a la edad de 2,2%. En Cuba existen, en estos momentos, 160 000 personas con demencias.

Esta enfermedad afecta con mayor frecuencia a personas mayores de 65 años. Sus síntomas son variables y se pueden agrupar en tres esferas: cognitiva, conductual y funcional.

Cognitivo: el síntoma más frecuente es la pérdida de memoria, con olvidos frecuentes de citas o hechos recientes. La memoria episódica (reciente) suele ser la más afectada inicialmente, mientras que la memoria a largo plazo (remota) se conserva hasta estadios avanzados.

Posteriormente, aparecen otros síntomas, como dificultad para orientarse en lugares familiares, problemas en el manejo de dinero o instrumentos cotidianos (por ejemplo, un teléfono o una lavadora), dificultad para leer y escribir o para reconocer caras familiares. Estos síntomas reflejan la afección de otros dominios cognitivos como orientación, praxis, lenguaje y gnosis.

Conductuales y afectivos: alucinaciones visuales o auditivas e ideas delirantes (en el 40-70% de los casos), generalmente de robo o infidelidad. No obstante, el síntoma conductual más frecuente es la apatía, sin una clara alteración del estado de ánimo, que permite su diferenciación del síndrome depresivo. Otros síntomas conductuales son: agitación psicomotriz, irritabilidad y desinhibición.

Funcional: las actividades de la vida diaria se van afectando progresivamente. Primero se afectan las actividades avanzadas, como las relaciones sociales o la actividad laboral, y le siguen las actividades instrumentales, como el manejo de objetos domésticos, dinero, la cocina o el cuidado del hogar. Finalmente, se alteran las actividades básicas de la vida diaria como la higiene, el vestir, la alimentación o el control de los esfínteres. El paciente acaba evolucionando a un estado vegetativo y fallece por una enfermedad intercurrente. Además, puede presentarse alteración de la memoria, trastornos del lenguaje con dificultad para denominar objetos, reducción de la fluencia verbal, apraxias de tipo ideomotriz y constructiva, trastorno de la atención y problemas visuoespaciales.

¿Cómo identificar a un paciente con Alzheimer?

  • Cambios de memoria que dificultan la vida cotidiana. Una de las señales más comunes del Alzheimer, especialmente en las etapas tempranas, es olvidar información recién aprendida. También se olvidan fechas o eventos importantes; se pide la misma información repetidamente; se depende en sistemas de ayuda para la memoria (tales como notitas o dispositivos electrónicos) o en familiares para hacer las cosas que antes uno se hacía solo.
  • Dificultad para planificar o resolver problemas. Algunas personas experimentan cambios en su habilidad de desarrollar y seguir un plan o trabajar con números. Pueden tener dificultad en seguir una receta conocida o manejar las cuentas mensuales. Pueden tener problemas en concentrarse y les puede costar más tiempo hacer cosas ahora que antes.
  • Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre. A las personas que padecen del Alzheimer muy a menudo se les hace difícil completar tareas cotidianas. A veces pueden tener dificultad en llegar a un lugar conocido, administrar un presupuesto en el trabajo o recordar las reglas de un juego muy conocido.
  • Desorientación de tiempo o lugar. A las personas con el mal de Alzheimer se les olvidan las fechas, estaciones y el paso del tiempo. Pueden tener dificultad en comprender algo si no está en proceso en ese instante. Es posible que se les olvide a veces dónde están y cómo llegaron allí.
  • Dificultad para comprender imágenes visuales y cómo objetos se relacionan uno al otro en el ambiente. Para algunas personas, tener problemas de la vista es una señal del Alzheimer. Pueden tener dificultad en leer, juzgar distancias y determinar color o contraste, lo cual puede causar problemas para conducir un vehículo.
  • Nuevos problemas con el uso de palabras en el habla o lo escrito. Los que padecen del Alzheimer pueden tener problemas en seguir o participar en una conversación. Es posible, también, que paren en medio de conversar sin idea de cómo seguir o que repitan mucho lo que dicen. Puede ser que luchen por encontrar las palabras correctas o el vocabulario apropiado o que llamen cosas por un nombre incorrecto (como llamar un “lápiz” un “palito para escribir”).
  • Colocación de objetos fuera de lugar y la falta de habilidad para retrasar sus pasos. Una persona con el Alzheimer suele colocar cosas fuera de lugar. Se les puede perder cosas sin poder retrasar sus pasos para poder encontrarlas. A veces, es posible que acusen a los demás de robarles. Esto puede ocurrir más frecuentemente con el tiempo.
  • Disminución o falta del buen juicio. Las personas que padecen del Alzheimer pueden experimentar cambios en el juicio o en tomar decisiones. Por ejemplo, es posible que regalen grandes cantidades de dinero a las personas que venden productos y servicios por teléfono. Puede ser que presten menos atención al aseo personal.
  • Pérdida de iniciativa para tomar parte en el trabajo o en las actividades sociales. Una persona con la enfermedad de Alzheimer puede empezar a perder la iniciativa para ejercer pasatiempos, actividades sociales, proyectos en el trabajo o deportes. Es posible que tengan dificultad en entender los hechos recientes de su equipo favorito o en cómo ejercer su pasatiempo favorito. También pueden evitar tomar parte en actividades sociales a causa de los cambios que han experimentado.
  • Cambios en el humor o la personalidad. El humor y la personalidad de las personas con el Alzheimer pueden cambiar. Pueden llegar a ser confundidas, sospechosas, deprimidas, temerosas o ansiosas. Se pueden enojar fácilmente en casa, en el trabajo, con amigos o en lugares donde están fuera de su ambiente.

Las medidas sintomáticas y de seguridad para la enfermedad de Alzheimer son las mismas que las de todas las demencias. Por ejemplo, el medio ambiente debe ser brillante, alegre, y familiar, y debe ser diseñado para reforzar la orientación (p. ej., colocación de grandes relojes y calendarios en la habitación). Deben implementarse medidas para garantizar la seguridad del paciente (p. ej., sistemas de monitorización de la señal para los pacientes que deambulan).

También es importante la ayuda para los cuidadores, que pueden experimentar estrés significativo. Las enfermeras y los asistentes sociales pueden enseñarles a los cuidadores el mejor modo de cubrir las necesidades del paciente. El personal de asistencia de la salud debe vigilar los síntomas incipientes de estrés y agotamiento del cuidador y, cuando sea necesario, sugerir servicios de apoyo.

¿Cómo tratar y prevenir esta enfermedad?

Los inhibidores de la colinesterasa mejoran modestamente la función cognitiva y la memoria en algunos pacientes. Hay cuatro disponibles. En general, el donepecilo, la rivastigmina y la galantamina son igualmente eficaces, pero la tacrina pocas veces se usa por su hepatotoxicidad.

La memantina, un antagonista del receptor de N-metil-d-aspartato (NMDA), parece mejorarla función cognitiva y la capacidad funcional de los pacientes con enfermedad de Alzheimer de moderada a grave.

En Cuba se iniciará en los próximos meses un ensayo clínico en todas las provincias del país para probar la eficacia y seguridad de la administración nasal de NeuroEpo en pacientes con enfermedad de Alzheimer en estadio leve – moderado, producto cubano del centro de inmunología de La Habana, con buenos resultados para tratar las enfermedades neurodegenetivas.

Aunque no existe un tratamiento eficaz o un método de prevención comprobado para la enfermedad de Alzheimer y las demencias relacionadas, por lo general, llevar un estilo de vida saludable puede ayudar a abordar los factores de riesgo que se han asociado con estas enfermedades.

  • Controle la presión arterial alta.
  • Controle la glucosa (azúcar) en la sangre.
  • Mantenga un peso saludable.
  • Consuma una dieta saludable.
  • Manténgase físicamente activo.
  • Manténgase mentalmente activo.
  • Manténgase en contacto con sus familiares y amigos.
  • Hágase tratar los problemas de audición.
  • Cuide su salud física y mental.
  • Duerma bien
  • Evite lesiones en la cabeza.
  • Ingiera menos alcohol.
  • Deje de consumir tabaco.

En Cuba tenemos varios centros hospitalarios de atención secundaria y terciaria que se dedican a la atención de pacientes con demencia, pero donde exista un neurólogo, psiquiatra o algún especialista que se dedique a las demencias  pueden ser  capaces de  atender estos pacientes.

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