COVID-19 en Cuba: Algunos indicadores al cierre de la última semana
Cuando en enero de 2022 se reportaban en Cuba 79 927 personas positivas a la COVID-19, en el país comenzaba a vivirse un nuevo pico de la epidemia. Las acciones realizadas entonces —muchas de ellas continuidad de momentos precedentes de enfrentamiento al virus— permitieron avanzar en el control de la enfermedad y disminuir los niveles de transmisión.
Cinco meses después, el comportamiento al control se confirma: 2 229 fueron los casos diagnosticados en mayo; la transmisión disminuyó en un 82%, respecto al mes de abril, y son diez las semanas en que de manera consecutiva descienden las cifras de pacientes confirmados.
Si bien es cierto que, comparado con otros periodos, en las últimas semanas ha sido menor el estudio de casos, ello no impide conocer los niveles reales de incidencia del virus: en el mes de mayo, tras procesarse 154 956 muestras, la positividad apenas alcanzó un 1,4%, y particularmente este 6 de junio, de las 2 984 personas estudiadas apenas 13 resultaron estar contagiadas con el virus, para un 0,4% de positividad.
Esa realidad, unida al hecho de que son menos los pacientes que requieren ser ingresados en unidades de cuidados intensivos y desde hace 27 días no fallecen personas como consecuencia de la enfermedad, evidencian cuánto se ha avanzado en el control de la situación epidemiológica.
Aun cuando al cierre de los últimos siete días en algunas provincias se produjo un aumento de la incidencia de la enfermedad respecto a la semana anterior, los números en todo el territorio nacional son cada vez menores.
No obstante, consideramos oportuno señalar que el 57,2% de los casos diagnosticados al concluir la última semana se concentraba en La Habana (37), Sancti Spíritus (23), Camagüey (23), Mayabeque (16) y el municipio especial Isla de la Juventud (16). Cada vez son menores las personas que agravan y mueren a causa de la COVID-19, pero el riesgo de enfermar sigue latente.
Una fortaleza que nos ha permitido llegar a este nuevo momento es el impacto que han tenido nuestras vacunas y la estrategia nacional de vacunación, para proteger a nuestro pueblo y controlar la epidemia. Con satisfacción podemos hablar hoy de que más del 90% de la población cubana ha recibido su esquema completo de vacunación.
Tras más de dos años de duro batallar contra la epidemia, Cuba transita por uno de los momentos más favorables en el combate al SARS-CoV-2. Ajustados a ese escenario y tomando en cuenta las más recientes experiencias que viven, tanto nuestro país como el mundo, en días recientes se flexibilizó nuestro protocolo de enfrentamiento.
Ese contexto, aunque muy alentador, no es tampoco motivo para la confianza: el actuar responsable de todos será el que nos permita avanzar con éxito en esta nueva etapa por la que transita Cuba.