COVID-19: un reto para la docencia médica
La emergencia sanitaria causada por la Covid-19 ha tenido un impacto en la educación médica en nuestro país, al igual que en otras esferas de la vida social. Este contexto condujo a desarrollar de forma diferente el proceso docente educativo.
Los procesos sustantivos de la universidad se reorganizaron, no solo en función de proteger a la población universitaria, sino para contribuir a que el sistema de salud pudiera enfrentar en mejores condiciones esta emergencia, a partir de la participación activa de sus estudiantes, profesores y una parte de los trabajadores en la pesquisa activa. Buscando la detección oportuna de casos sospechosos de padecer la COVID-19, así como la atención de pacientes enfermos y contactos en centros de aislamiento, zona roja, en los laboratorios de biología molecular, en puestos de dirección a diferentes niveles, gestión de información, centros de vacunación, entre otros.
Para ello se capacitaron a los estudiantes, profesores y trabajadores en temas de bioseguridad y protocolos de enfrentamiento. También, se realizaron los ajustes curriculares en cada una de las formaciones de las ciencias médicas y se utilizaron plataformas virtuales para el desarrollo de las asignaturas definidas en la modalidad de educación a distancia, así como la familiarización con los contenidos teóricos de las asignaturas propias de la profesión. Esta estrategia permitió ganar fondo de tiempo para las actividades de educación en el trabajo necesarias para el desarrollo de las habilidades prácticas.
Esto conllevó al desarrollo y utilización sin precedentes de las tecnologías de la información y las comunicaciones en el proceso docente educativo, aparejado a la capacitación de profesores y estudiantes en el uso de las mismas.
Los estudiantes de las ciencias médicas han avanzado en su proceso formativo realizando a la par actividades de enfrentamiento a la pandemia. Esto ha contribuido a consolidar modos de actuación bajo el principio de aprender haciendo; empoderamiento en las decisiones sanitarias; mejor uso del enfoque epidemiológico en el enfrentamiento a situaciones que afectan la salud; un mayor reconocimiento a los procesos que se ejecutan en la Atención Primaria de Salud y a su vez el reconocimiento social de la población hacia los estudiantes.