Es en la comunidad y en la familia donde primero se gana el combate a la COVID-19
Jornadas complejas han marcado el contexto epidemiológico cubano en los últimos meses. Tras un agosto particularmente complicado, en el cual se registró el mayor número de contagios por la COVID-19 de toda la epidemia en el país, septiembre comenzó a marcar el inicio de un mejor escenario que se mantiene en los días transcurridos de octubre.
La semana recién concluida, la número 40 del año, es la tercera en que de manera consecutiva continúa el descenso de personas diagnosticadas con la enfermedad: 52 800 pacientes se confirmaron en la semana 38; 37 280 en la 39; y 26 936 en la 40.
Más allá de los números, que ciertamente hablan por sí mismos de avances en el control del virus, el mejor termómetro para conocer el comportamiento real de la epidemia en Cuba está hoy en los cuerpos de guardia de las diferentes instituciones médicas, a los cuales acude menor cantidad de personas que semanas atrás.
Es una realidad que distingue la actual situación de la nación, pero que no constituye motivo alguno para “bajar la guardia” ni descuidar los protocolos establecidos. En el diagnóstico y tratamiento oportuno de quienes enfermen están las principales armas para evitar formas graves de la enfermedad y seguir salvando vidas.
Que al finalizar la semana 40 del año en todos los territorios disminuya el número de casos respecto a la anterior es una buena noticia. No obstante, el desafío que tenemos por delante es que esa tendencia sea irreversible en las jornadas venideras para lograr cortar todos los caminos a la transmisión de la enfermedad.
En provincias como Pinar del Río, Sancti Spíritus, Camagüey, Las Tunas, Holguín y Villa Clara, donde se concentró el 72,9% de los casos durante la última semana, están hoy los mayores indicadores de alarma.
Tanto en ellas, como en las otras que tienen una situación menos complicada, sigue siendo esencial el trabajo en las áreas de salud: es en la comunidad y en la familia donde primero se gana el combate a la COVID-19.
Dieciséis mil novecientos setenta y cinco pacientes se mantenían positivos al SARS-CoV-2 al cierre de la pasada semana, lo cual significa 6 857 menos que en los anteriores siete días.
Más que simples números, para los profesionales de la Salud significan 6 857 cubanos menos que sufrirán las secuelas de la enfermedad y permanecen alejados de salas de atención médica, e incluso de unidades de cuidados intensivos.
La alta contagiosidad del virus tiene que ser motivo suficiente para mantenernos a todos alertas y apoyar el proceso de vacunación con disciplina. De la responsabilidad con que cada uno de nosotros actúe dependerá en gran medida el control definitivo de la epidemia que, a pesar de los incansables esfuerzos del personal de la Salud, sigue cobrando vidas en demasiadas familias cubanas.
Tomado de la página en Facebook del ministro de Salud Pública Dr. José Angel Portal Miranda.