Dengue: una enfermedad de preocupación en medio de la COVID-19
Desde la llegada del SARS-CoV-2 a Cuba la atención de los especialistas y la población se ha centrado en la COVID-19, no obstante, es importante recordar que aparejado a ese virus coexiste otra amenaza también preocupante: el dengue.
A propósito de celebrarse este 26 de agosto el Día Internacional contra el Dengue, Osvaldo Castro Peraza, Máster en infectología y enfermedades tropicales, señaló que esa enfermedad prevalece en el país y existe el peligro de que aumente su incidencia en los próximos meses según su comportamiento habitual.
El también jefe de Servicios de Medicina y Consulta Externa del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), en La Habana, detalló que el dengue se caracteriza por tres fases: la primera es la febril que dura de tres a cinco días, con síntomas fundamentales como fiebre, dolor de cabeza, detrás de los ojos, en la columna lumbar y malestar generalizado.
A partir del segundo y cuarto día puede aparecer un rash (erupción en la piel), que la mayoría de las veces se comporta como un enrojecimiento acompañado de mucha picazón y está presente entre el 30 y el 40 por ciento de los infectados.
También son frecuentes trastornos del gusto, no su pérdida como en la COVID-19, sino un cambio descrito por muchos como un sabor desagradable sobre todo al ingerir agua; mientras que las complicaciones ocurren después, en la llamada etapa crítica, tras la caída de la fiebre, alrededor de la tercera y quinta jornada.
El Profesor Auxiliar precisó que la complicación más severa resulta el choque por dengue como consecuencia de la extravasación (pérdida) de plasma y la reducción del volumen de sangre, ante lo cual el tratamiento más efectivo constituye reponer la pérdida del líquido.
Al respecto, explicó que el impacto y duración de la etapa crítica en el enfermo está en dependencia de los factores de riesgo de la persona y el manejo clínico del caso. El doctor catalogó como imprescindible el conocimiento de los signos de alarma que preceden al estado crítico, pues alertan la fuga de plasma y contribuyen a su tratamiento oportuno.
Dolor abdominal intenso y mantenido, vómitos frecuentes, irritabilidad y somnolencia fuera de lo habitual -especialmente en niños pequeños-, desmayos, sangrados de mucosa y aumento del hematocrito (volumen de sangre ocupado por glóbulos rojos) son anuncios del dengue grave.
Tras esas fases, expresó, viene la de recuperación, donde el organismo se mejora, y puede pasar o no por una convalecencia asociada generalmente a la fatiga crónica (conocida como pos dengue).
Castro Peraza advirtió que la COVID-19 pudiera confundirse con el dengue, no obstante, insiste en que tienen varias diferencias, partiendo de que la COVID-19 se adquiere por vía respiratoria y el dengue por la sangre (por la picada del mosquito). Los síntomas iniciales son similares: fiebre, malestar general y alguna diarrea, por lo que a veces resulta difícil establecer un diagnóstico diferencial.
Sin embargo, continuó, empiezan a distinguirse a partir de las 24 y 48 horas; al estar acompañada la COVID-19 por síntomas como tos, secreción nasal, alteración del gusto y del olfato, mientras que en el caso del dengue predominan los dolores generalizados, la cefalea, la erupción en la piel y la presencia de los signos de alarma.
Asimismo, las complicaciones del dengue son post febriles y en los contagiados por el nuevo coronavirus la fiebre puede presentarse en cualquier momento, acotó.
El especialista insistió en la importancia de acudir a las instituciones de salud, donde el personal está capacitado para establecer las diferencias y descartar la posibilidad de una coinfección -padecer las dos enfermedades a la vez-, lo cual se manifestó anteriormente con la influenza y es una posibilidad que se incrementa si aumenta la transmisión del dengue.
Puntualizó que en el diagnóstico se prioriza la forma clínica, durante la convalecencia se hacen las pruebas de detección de anticuerpos (IgM), a partir de un test desarrollado por el Centro de InmunoEnsayo que resulta útil para la vigilancia epidemiológica, y en la etapa aguda de la enfermedad el PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) permite identificar el serotipo infectante.
Por su parte, la Doctora en Ciencias María Guadalupe Guzmán Tirado, jefa del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del IPK, afirmó que las personas sólo logran inmunidad total ante el dengue si se infectan con sus cuatro serotipos, pues los anticuerpos se limitan al virus causante del contagio.
Cuba mantiene la vigilancia de esa enfermedad desde hace varias décadas, en el orden clínico, epidemiológico, entomológico y de laboratorio, y se mantiene la vigilancia molecular y virológica para identificar el tipo de patógeno, a través de una prueba de PCR que se realiza en el IPK, como centro de referencia, y en los Laboratorios de Higiene, Microbiología y Epidemiología de las provincias de La Habana, Villa Clara y Santiago de Cuba.
La también presidenta de la Sociedad Cubana de Microbiología y Parasitología comentó que las capacidades creadas en la nación -Laboratorios de Biología Molecular- para diagnosticar el SARS-CoV-2 constituyen una fortaleza en infraestructura, equipamiento y personal capacitado, que permitirá en el futuro realizar el diagnóstico molecular también del dengue y otros microorganismos.
Igualmente, el IPK, de conjunto con diversas instituciones, desarrolla investigaciones dirigidas a profundizar el conocimiento de la enfermedad y a determinar por qué existen individuos que se agravan y otros que no manifiestan síntomas, lo cual mantiene relación con la patogenicidad, el patrón genético del individuo, la caracterización molecular de los virus circulantes y el papel de la respuesta inmune en la recuperación o severidad del cuadro clínico del paciente.
A su vez, Guzmán Tirado mencionó que se trabaja en estudios entomológicos para identificar la presencia del virus en los mosquitos en la naturaleza, que permitan identificar su presencia previo a que se produzca la transmisión a humanos.
Otras investigaciones entomológicas se dirigen a evaluar la utilidad de diferentes insecticidas así como la aplicación de la técnica del insecto estéril para disminuir las poblaciones del mosquito.
Se trabaja en la identificación de zonas más propensas a tener brotes de dengue para dirigir acciones específicas que eviten la proliferación de los vectores.
El IPK ostenta la nominación de la Organización Mundial de la Salud (OMS)/ Organización Panamericana de la Salud como Centro colaborador para el estudio del dengue y su control, y cuenta con un colectivo integrado por especialistas y científicos del área clínica, epidemiológica, de vectores, virólogos, inmunólogos, sociólogos, economistas y matemáticos de amplia experiencia.
De igual forma, Cuba participa y fue coordinadora desde 2010 al 2018 de la Red de Laboratorios de Diagnóstico de Arbovirus de las Américas (Relda-OPS), la cual dirige sus esfuerzos a fortalecer el diagnóstico y la vigilancia de laboratorio de los arbovirus en las Américas.
En 2019 la OMS consideró al dengue entre las 10 enfermedades de mayor importancia a nivel mundial y en las últimas décadas se ha incrementado el número de enfermos por esa causa dado el incremento de los mosquitos y las condiciones para su proliferación, así como el constante movimiento de la población.
Se estima que más de la tercera parte de los habitantes del orbe se encuentran en riesgo de contraer la enfermedad y anualmente ocurren alrededor de 390 millones de infecciones y hay unos 96 millones de enfermos. En lo que va de año en la región se han diagnosticado poco mas de 900 mil contagios, cifra que debe ser superior porque la emergencia sanitaria por la COVID-19 dificulta la identificación de todos los infectados.
Para este Día internacional contra el Dengue el llamado sigue siendo a prevenir la infección, de ahí que las autoridades sanitarias recomiendan controlar las poblaciones de mosquitos transmisores a partir de la eliminación de desechos sólidos, líquidos y posibles criaderos, la limpieza periódica de los recipientes donde se almacena agua y el cuidado del césped.
Lic. Lorena Chávez Fernández
Periodista de la Agencia Cubana de Noticias. Licenciada en Periodismo en la Facultad de Lenguas y Comunicación de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz (2018). Colaboradora del sitio web del MINSAP.
Lic. Sheila Noda Alonso
Periodista de la Agencia Cubana de Noticias. Licenciada en Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana (2020). Colaboradora del sitio web del MINSAP.