Heberbiovac HB: principal logro de la biotecnología cubana contra la hepatitis
A propósito de celebrarse hoy el Día Mundial contra la Hepatitis, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dio a conocer que cada año ocurren en la región 10 mil nuevas infecciones por el virus de la hepatitis B y 23 mil muertes; solo el 18 por ciento de las personas llega a diagnosticarse y de ellas, apenas el tres por ciento reciben tratamiento.
De igual forma, las estimaciones más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que en las Américas se producen cada año 67 mil nuevas infecciones por el virus de la hepatitis C y 84 mil muertes; solo el 22 por ciento de las personas con hepatitis C crónica llega a diagnosticarse y de ellas, solo el 18 por ciento reciben tratamiento.
Esta realidad dista mucho del escenario cubano, donde se cuenta con un Plan Estratégico Nacional para la prevención y control de las Infecciones de Transmisión Sexual, el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) y las hepatitis, y se trabaja para eliminar las causadas por los virus B y C en consonancia con la iniciativa lanzada por OPS de poner fin a más de 30 enfermedades infecciosas en la región para 2030.
No obstante, uno de los mayores logros en este empeño resultó Heberbiovac HB, vacuna cubana recombinante contra la hepatitis B obtenida en 1989 por un grupo de científicos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). Está precalificada por la OMS, integra el Programa Nacional de Inmunización desde 1992 y protege a toda la población menor de 40 años de edad.
Heberbiovac HB posibilitó que en fecha tan temprana como el año 2000 no hubiese reportes de la enfermedad en los niños de entre 0 a 5 años de edad y para 2005 se había eliminado en los infantes y adolescentes hasta 15 años. Resultados que hoy se mantienen, a la vez que se trabaja de conjunto con la OPS para certificar que la Isla erradicó la transmisión de la hepatitis B de la madre al hijo. Sin embargo, cuatro décadas atrás la realidad era muy diferente.
Hepatitis B y la necesidad de una vacuna propia
En los años 80 la hepatitis era un problema de salud en Cuba como en otros países de la región. Existía alta prevalencia de la hepatitis tipo B y anualmente se diagnosticaban miles de casos, rememoró el Doctor en Ciencias Biológicas Eduardo Pentón Arias, uno de los artífices de la vacuna cubana.
La enfermedad empieza de forma aguda similar a otras formas de las hepatitis virales, a partir de los seis meses se hace crónica, puede durar toda la vida o derivar en cirrosis, insuficiencia hepática, carcinoma hepatocelular o incluso en la muerte, advirtió el también Investigador Titular del CIGB y Profesor Titular de la Escuela Latinoamericana de Medicina.
La hepatitis B se transmite a través de la sangre contaminada, siendo frecuente durante las relaciones sexuales y de la madre al hijo en el momento del parto, por lo que muchos niños al salir de la maternidad ya estaban contagiados.
Para aquel momento, señaló el especialista de II grado en Bioquímica Clínica, se utilizaba la vacuna producida a partir de la sangre de individuos contaminados. El virus se procesaba para que no resultara infectivo y se empleaba como antígeno para prevenir el padecimiento.
Debido a los inconvenientes que provocaba la sangre, en 1986 la compañía estadounidense Merck Sharp and Dohme obtuvo la aprobación para uso en humanos de Recombivax HB, primera vacuna desarrollada por medio de ingeniería genética en el mundo, lograda a partir de la modificación de células de levadura de pan.
A su vez, SmithKline Beecham, perteneciente al grupo británico GlaxoSmithKline, también desarrolló en ese año Engerix B, pero la producción y comercialización de los fármacos no estaba accesible a muchas personas y naciones por sus altos precios; de ahí que los científicos cubanos buscaron su propia vía para lograr la vacuna, que se convirtió en el segundo logro del CIGB, luego de la obtención del Interferón.
Durante los años 80 un pequeño grupo de investigadores dirigido por el doctor Luis Herrera –al cual pertenecía la doctora Verena Muzio hoy directora de Investigaciones Clínicas de la institución– se encargó de la ingeniería genética y otro equipo bajo el mando del propio Pentón Arias estuvo al frente de la obtención y producción del antígeno de superficie de la hepatitis B.
Por vía recombinante se produjo este antígeno, la información genética del virus se transfirió a la levadura Pichia Pastori, que hasta ese momento solo se había utilizado para la experimentación en laboratorios, pero demostró un rendimiento más rápido y superior a la Saccharomyces cerevisiae empleada por las compañías extranjeras, detalló el especialista.
Tres años después de la primera vacuna recombinante del mundo, Cuba también tenía la suya. Actualmente se aplica en los primeros días de nacidos y todos los infantes cubanos están inmunizados contra esa dolencia.
El miembro de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba explicó que se trata de que las madres estén vacunadas para que no adquiera la enfermedad y se la transmitan al bebé, pero si ya el virus está circulando se realiza, igualmente, la inmunización neonatal para evitar que los niños salgan de la maternidad infectados y así ganarle la carrera.
Hay personas que no realizan la seroconversión, es decir, que no despiertan anticuerpos y son susceptibles a enfermarse, pero debido a la inmunidad poblacional generada a partir de las altas coberturas de vacunación están protegidas, subrayó.
El CIGB también posee HeberNasvac, vacuna terapéutica recombinante contra la infección crónica por el virus de la hepatitis B, una vez establecida, y para la prevención de sus consecuencias potenciales como la cirrosis hepática, insuficiencia hepática crónica y hepatocarcinoma primario.
La vacuna en 2015 obtuvo el registro sanitario por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED). Se administra por vía nasal, combinando algunas dosis por vía subcutánea a partir de una mezcla del antígeno de superficie con el antígeno de la nucleocápsida del virus de la hepatitis B.
Años atrás, en 2009, el CECMED registró, además, el PEG-Heberon, fármaco dirigido al tratamiento de pacientes con hepatitis C o B crónica, coinfectados con VIH, así como quienes recibieron un trasplante hepático.
PEG-Heberon en combinación con ribavirina se considera una de las opciones más ventajosas para cualquier paciente diagnosticado con hepatitis C crónica. Aproximadamente entre 70 y 85 por ciento de los infectados con genotipos 2 o 3 del virus logran respuesta virológica sostenida con 24 semanas de tratamiento. En cambio, solo se alcanza en el 50 por ciento de los infectados con genotipos 1 o 4 tratados durante 48 semanas.
Hepatitis: una enfermedad en contexto
Cuando se habla de hepatitis se alude a la inflamación del hígado causada por varios factores y los más frecuentes están asociados a infecciones con los virus A, B, C, D y E, además pueden ser provocadas por fármacos y alcohol, enfermedades autoinmunes, trastornos metabólicos e infecciones por otros virus y bacterias.
La Doctora en Ciencias Médicas Mirtha Infante Velázquez, presidenta de la Sociedad Cubana de Gastroenterología, explicó que los virus A y E son los responsables de las hepatitis agudas epidémicas, transmitidas a través del agua o alimentos contaminados, y en la mayoría de los casos los pacientes se recuperan sin presentar secuelas y en un pequeño porcentaje desarrollan formas graves.
Expresó que el virus A se transmite en el momento de la incubación y cuando aparecen los síntomas la persona ya no es capaz de enfermar a otras, de ahí la importancia de mantener las medidas higiénicas en todo momento, principalmente el lavado de manos, la higiene de los alimentos y no compartir artículos personales.
Mientras que los virus B, C y D provocan tanto hepatitis agudas como crónicas, por lo que algunos pacientes evolucionan hacia una cirrosis o un cáncer de hígado, siendo la cirrosis la novena causa de muerte en el país y según reportes internacionales las complicaciones asociadas a este padecimiento han elevado la mortalidad durante la pandemia de la COVID-19, señaló.
La también Investigadora Titular y especialista del Instituto de Gastroenterología dijo que los virus B, C y D se transmiten fundamentalmente a través de transfusiones de sangre, instrumental médico y artículos de uso personal contaminados, de la madre al hijo y por relaciones sexuales no protegidas, aunque estas últimas vías son más eficientes para el virus B. Aunque en Cuba desde hace varios años se analizan las transfusiones para que la sangre sea segura y evitar posibles infecciones.
Con respecto a la hepatitis por el virus D, Infante Velázquez detalló que es la menos frecuente en el país, y en relación con la enfermedad provocada por el B explicó que el 10 por ciento de los infectados desarrollan una hepatitis crónica y en cuanto al C es el 90 por ciento; de ahí que estos pacientes son los que necesitan tratamiento con antivirales.
A pesar de que muchos pacientes transitan la enfermedad de manera asintomática, la gastroenteróloga enumeró que pueden manifestar cansancio, malestar general, náuseas, pigmentación amarilla de la piel, orinas oscuras y deposiciones blancas o amarillentas.
En algunos casos, mencionó, se identifica la hepatitis a partir de la realización de ultrasonidos, a través de pruebas del hígado elevadas o análisis por causas ajenas a este padecimiento.
Asimismo, en todas las regiones del territorio nacional existen laboratorios para confirmar la enfermedad a través de pruebas de PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) por vía sanguínea y estuches de diagnóstico desarrollados por el Centro de InmunoEnsayo con la tecnología SUMA.
En medio del complejo escenario ante la pandemia de la COVID-19, erradicar las hepatitis de cara al 2030 sigue siendo una de las apuestas del sistema de salud cubano, para lo cual se estudian las embarazadas, se garantiza la vacunación de los infantes al nacer y se brinda asistencia médica a los pacientes infectados.
Lic. Sheila Noda Alonso
Periodista de la Agencia Cubana de Noticias. Licenciada en Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana (2020). Colaboradora del sitio web del MINSAP.