“Fuimos médicos, pero hoy no somos nada”, dicen cubanos que se quedaron en Brasil
El pasado mes de noviembre, Cuba anunció su retirada del programa Más Médicos por las condiciones impuestas por el nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Los que se quedaron enfrentan una ruda realidad: no pueden ejercer la Medicina y tampoco encuentran otro tipo de trabajo. La promesa de Bolsonaro de que los doctores cubanos que quisieran quedarse en el país recibirían asilo y podrían trabajar como médicos, si revalidaban su título, ha quedado en una promesa vacía.
Los testimonios vertidos en las entrevistas realizadas recientemente por BBC Mundo a un grupo de profesionales cubanos de la salud, muestran la precariedad del estado en que sobreviven.
La doctora cubana Yulia Molina Hernández dice no saber qué otras puertas tocar para salir de la situación en la que se encuentra. El Dr. Joan Rodríguez relata: «Llegué a Brasil en junio de 2017 y estuve trabajando normal hasta la cancelación del programa. Aguanté dos meses con los ahorros que tenía». El gobierno brasileño hizo una convocatoria pública, para cubrir las 8 500 plazas que habían quedado vacantes con la salida de Cuba del Más Médicos. «Los cubanos pudimos inscribirnos, pero el día antes de poder optar a una plaza se nos eliminó el derecho. Se nos dijo que podíamos ir a las policías federales de cada estado para pedir refugio».
Continúa el médico cubano narrando su odisea: «Nos dieron un papel, la solicitud de refugio, con el que pudimos ir al Ministerio de Trabajo y pedir una cartera de trabajo, que es como el permiso para poder trabajar en Brasil».
En realidad, la cartera de trabajo no le ha servido de nada. «Cuando caen en cuenta de que somos cubanos y que éramos integrantes del programa Más Médicos, ahí se nos cierran todas las puertas de trabajo».
Uno de los graves problemas que enfrentan a la hora de buscar empleo en cualquier otra cosa es la sobrecalificación, «cuando se enteran de que somos médicos nos dicen que no nos pueden ofrecer trabajo porque nuestro nivel jerárquico es superior».
«Fuimos médicos, sí», declara Joan, «pero en estos momentos no somos nada, somos como cualquiera, necesitando trabajo para poder subsistir».
Yulia Molina vive en el nordeste del país. «La entrada de dinero donde vivo es mucho más pobre porque las cosas son mucho más caras. Lo que compras en el sur por un precio, aquí te lo venden por el doble. Llevo dos años sin trabajar. No encuentro trabajo porque soy doctora, me da igual, ¡yo solo quiero trabajar!».
«Antiguamente nos veían como dioses, hoy en día nos ven como nada», expone. Y es que antiguamente representaban una medicina bien diferente, la medicina solidaria de la Revolución Cubana.
Molina refiere que conoce a muchos compatriotas que están pasando por situaciones muy delicadas, se considera una persona con suerte, al menos su esposo tiene trabajo, dice. «Conozco casos de gente que viven 15 en una casa para poder pagar la renta, alimentándose de la forma menos saludable posible, colegas que están desesperados».
La posibilidad de revalidar el título se les torna cada vez más lejana. Conseguir un trabajo, el que sea, se convierte en la única posibilidad, lo otro es esperar a que se celebre una convocatoria de examen de revalidación para poder competir en el mercado laboral en igualdad de condiciones con los brasileños, pero la mala noticia es que desde 2017 no se realizan exámenes, pueden pasar años para que se convoque a alguno.
Contrario a lo que declara BBC Mundo y otros medios de prensa, el Ministerio de Salud Pública de Cuba, el 12 de febrero de 2019, ratificó que está dispuesto a recibirlos en la Patria y ofrecerles empleo en el sistema nacional de salud. La Embajada y consulados cubanos en Brasil están listos para apoyar el regreso de los médicos, proporcionándoles la documentación requerida y asistiéndoles en lo que esté a su alcance.
Los enemigos de la Revolución Cubana han tratado de sacar partido de la situación, reviviendo viejos programas subversivos, que tienen el único propósito de dañar la imagen de la colaboración médica cubana y perjudicar a la Isla.
Sin ética de ninguna clase, sin respeto a la vida de las personas que un día optaron por el camino equivocado, manipulan y mienten, en tanto en Cuba, como dice la declaración del Minsap: «reafirmamos nuestra lealtad a las enseñanzas de nuestra Revolución y de nuestro Comandante en Jefe, que nos educaron en no dejar nunca a nadie abandonado en el camino».
Tomado de: Granma